20 septiembre 2014

Un poco de paz...

Hace mucho tiempo que dejé de escribir aquí acerca de cómo me siento.
Desde que mi Negrita, que siempre ha sabido de este blog y tenido acceso a él, entró, leyó las cosas que había escrito y lloró dos días, hasta que yo regresé del trabajo.

Pero hablar de estas cosas no es fácil, y encontrar con quien hablarlas y que te entienda, aún más.
Y, ¿cómo esperar que alguien me entienda, si nadie conoce todas las cosas, y hay cosas que no podría nunca contar?
Ademas, of course, que muchas veces ni yo mismo entiendo por lo que estoy pasando, ni por lo que tengo aún que pasar...

Ustedes recordarán que hace un año no esperábamos que mi Negrita viviera ya más, y sin embargo sigue conmigo, y tan bien (entre comillas), como para que ahora ande afuera, en su caminata casi diaria, para hacer ejercicio.
Sus amigas (aquellas personas que se podía considerar que lo eran), nunca han asumido que esté enferma, precisamente porque ella hace cosas como ésta. Parecen pensar que para estar enferma de cáncer -y con mal pronóstico- es obligatorio estar en una cama, postrada. Y siguen pensando que está bien, como siempre. Y mal y nunca se preocupan por ella o la llaman.
Pero no está bien. Una vez más hemos hecho onerosos exámenes, y lo que nos dicen es que no tiene nada malo, ningún órgano más, hasta ahora, en contra de lo que el maldito médico le había dicho: que a estas alturas el cáncer debía haberse extendido por todos sus órganos y sobre todo a los pulmones. ¿Para qué decirle tales cosas, que tanto le hicieron llorar? Lo único que hay es el tumor que sigue creciendo localmente.
Y eso suena a bueno, pero ¿que tan bueno puede ser?
Pensamos, estamos convencidos, que en realidad no le quitaron el tumor cuando la operaron en mayo del año pasado. Porque no es posible creer que éste haya crecido hasta 3 cms en 2 meses y medio, para luego crecer sólo 2 cms más, en 12 meses. Siempre tuvimos esa impresión, pero son cosas que no se pueden demostrar, de modo que ¿que se le puede hacer?
Ahora ella quisiera operarse (¿qué puedo perder? dice), pero yo no tengo cómo lograr eso. El médico del Hospital dice que ya no es posible. Obvio, nunca les gustó que ella renunciara a esa maldita y asesina quimioterapia, y ahora se niegan a darle ninguna opción.
Y una clínica... ¿cómo podría operarla en una clínica? Tendría que vender la casa, cuando menos, y eso ella no lo admite. Prefiere morirse, dice, que dejarnos sin casa, después de todo lo que nos ha costado tenerla. 
En realidad, no sé que hacer. Sé que este mes fue el último en que podía pagar las cuentas, y sé que a menos que llueva dinero, no podré pagarlas el mes próximo. Y el próximo. 
Y aquí estoy, viviendo, sólo viviendo el día, porque no sé que haré la próxima semana y mucho menos el próximo mes...

Me lo paso durmiendo, el tiempo que puedo hacerlo, porque es la única manera de vivir que no duele.
Trato de hacer otras cosas, que se yo, jugar online, participar en algún grupo de Facebook, hablar con alguien más, pero en nada de eso encuentro lo que necesito:

Un poco de paz para mi alma.

(Escribí esto aquí, ahora, porque ella ha prometido que no volverá a entrar. A falta de otra cosa, tengo que creer que es cierto).

16 septiembre 2014

Sadness.



11 septiembre 2014

Noche.

















La noche está oscura y lóbrega,
espesas y negras nubes ocultan,
arteras, el firmamento.

Hoy no hay luz de luna
ni brillo de estrellas,
ni siquiera una ligera brisa,
que ponga algo de música
a este sepulcral silencio.

(Una ligera brisa,
ya sea cálida, que conforte,
o ya sea fría,
que me estremezca hasta los huesos.
No hay).

La noche está oscura y lúgubre,
callada,quieta, en calma.
Aún se podría decir que amarga,
en armónica consonancia
con el estado de mi alma.

.

07 septiembre 2014

¿A quién?

Quisiera poder decirle a alguien como me siento.
Lo desesperado que estoy en estos momentos.
Pero ¿a quién podría decírselo?
A los que me quieren,impensable.
A los que me conocen, no podría.

Y los desconocidos, ¿con qué derecho?

.