Hoy tocó llevar de paseo a los sobrinitos. (Cosas que le ocurren a uno cuando tiene una esposa que quiere nietos y se tiene que conformar con sobrinos, por cierto).
Los llevé, con su papá y mi negrita, a un pequeño parque a la orilla del mar, y allí se pusieron a jugar como corresponde a dos niños de 4 y 7 años. Se hicieron de unos amigos y corrían entusiasmados tras una pelota.
Yo. por mi parte, me dispuse a hacer lo que cualquier tío de mi edad haría en un parque junto al mar. (Que no, que no es mirar a las chicas) Me acomodé bien en el pasto, e intenté dormir una siesta, por supuesto...
Y allí estaba, intentando dormirme a pesar del ruido y las risas de los niños, y casi lo había conseguido, cuando de pronto escuché un grito infantil, que me sorprendió mucho:
- ¡Una vaca!!!
- Una vaca -repitieron los demás niños- mientras yo, incorporándome, pensaba:
¿Una vaca? ¿cómo una vaca? ¿una vaca, en la calle, en un parque costero de Antofagasta??? No puede ser, imposible.
Y miré alrededor buscando la razón de los gritos, mientras escuchaba la risa de mi negrita, y ahí estaba la vaca, de paseo con su dueño...
No era sino un enorme San Bernardo.
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Qué bueno, una vaca. Aunque oye, seguramente será el perro más parecido a una vaca que haya XD.
ResponderEliminarMuy bueno...
ResponderEliminarJajajajaja, qué bueno. Pobres enanos!! En serio nunca han visto una vaca??
ResponderEliminarOhhhh, que monos!!!! Y a esa edad les parecería enorme; si ven una vaca de verdad, pensarán que es un elefante :) Besos!!! Y para tu negrita también!
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