26 noviembre 2012

Sólo dieciseis...


Yo me pregunto: Si a los 6 años, las mamás toman en brazos a sus hijas para cruzar la calle, y a los 10 las van a buscar y a dejar al colegio, ¿porqué creen que a los 16 ya no es necesario preocuparse por ellas?

En mi ciudad, una chica de 16 años, después de unos meses de coqueteo por facebook y mensajes telefónicos, concertó una cita en la playa con su profesor de 28 años.
Una vez allí, y al calor del encuentro, decidieron irse a un motel (él dice que ella lo llevó; ella, que fué él).
Después del sexo, ella esperaba mantener una relación. Él, tal vez consciente del error cometido, la evitó.
La chica -en venganza- le contó lo ocurrido a su profesora, y el profesor terminó preso. Para ella, no obstante,  no hubo mayores consecuencias.

Para otra chica de la misma edad, una semana después, sí las hubo. Ella salió un día a clases y volvió a su casa a la hora de siempre, con su uniforme. Pero en el colegio no estuvo.
Volvió a hacer lo mismo el martes y el miércoles, y regresó a casa a la hora habitual.
Hizo lo mismo el jueves.
Y no volvió.
La encontraron muerta, estrangulada, en una playa.
Nadie sabe con quién pasó esos días, ni qué hizo.
Las únicas pistas que la policía tiene las encontró en su teléfono y en su facebook.
Su madre se arrepentirá todos los días de su vida por no haber revisado nunca qué es lo que hacía y decía en esa red social.



Yo no entiendo porqué hay padres y madres que creen que querer saber lo que sus hijas hacen está mal.
¿Por qué creen que sabrán tomar la mejor decisión siempre?
¿Por qué creen que dejarlas solas frente a internet a los 16, será menos peligroso que dejarlas cruzar la calle libremente a los 6 años?

En un caso que leí hace tiempo, una madre se enteró -revisando el blog de su hija- que ella se cortaba los brazos periódicamente. Nunca la había visto con los brazos descubiertos, a su hija adolescente. Llevaba meses cortándose, y no lo sabía. De las bulímicas o anoréxicas, para qué hablar.


Yo no tuve una hija, y quizá haya sido mejor así, porque a mí -ciertamente- no me habría importado perder su amistad -o su cariño- a cambio de saber lo que hacía, siempre. Demasiado he vivido, y demasiado he visto, como para correr riesgos sólo para que no se enojara.

La típica frase adolescente ¿es que acaso no confías en tu propia hija? ha causado incontables lágrimas...

2 comentarios:

  1. Ni una cosa ni la otra; ni pasar de tu hija ni asfixiarla. Recuerdo que cuando era adolescente no podía soportar la diferencia de trato que había entre chicos y chicas de la misma edad...

    ResponderEliminar
  2. Las chicas son más vulnerables, no abundan los caballeros, hay mucho depredador suelto. Hay que protegerlas, a veces hasta de ellas mismas.

    ResponderEliminar

Sólo dilo, no te cortes...