Ha cambiado, el Paseo del Mar.
Después de treinta años,
¿cómo esperar que siga igual que entonces?
Pero, aunque ha cambiado, todavía
voy allí a buscarte.
(A buscar lo único que me resta de tí: tu recuerdo).
Porque, ¿en qué mejor lugar podría encontrarte?
¿En qué
mejor lugar que aquél en que te adueñaste de mi boca,
que aquél en que mis
manos reconocieron hasta la última curva de tu cuerpo?
Te busco allí, frente al mar, en mis noches solitarias,
mientras el viento frío trae a mis oídos,
como en un susurro,
el eco de tu
falsa promesa...
[Este es un cuento de 100 palabras, que presenté a un concurso que tiene esa condición. No obtuve nada, pero me alegra que a quienes lo han leído les ha gustado. Lo más difícil para mí fue ajustarme a tan pocas palabras...]
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Sólo dilo, no te cortes...