12 enero 2008

Miedo...


Bue... ahora ya estoy más tranquilo.
He hablado con mi media naranja, y ya no está tan triste,
ni tan desesperada como se sentía estos últimos días...
Pero, bueno, que ustedes no entenderán de qué va esto...


Es sólo (sólo???) que mi esposa ha debido irse a Santiago
(nuestra capital, 1.400 kms.), para que la vean otros médicos
-se dice mejores- para que la operen del fatídico cáncer
que le han encontrado.
Y, como allá no hay parientes que le valgan,
pues la han enviado a un albergue para tales enfermas,
que nada más de llegar me ha llamado llorando que quería volverse...
Y es que durante el mes que ha pasado
desde el diagnóstico (un par de semanas antes de las fiestas),
ella se lo pasó convenciéndose que, seguramente,
lo que tenía no sería tanto, e intentando convencerme a mí de lo mismo.
Pero al llegar allá y ver otras enfermas,
mucho más mal que lo que se ve ella,
se le ha venido el alma al suelo, y le ha dado miedo,
y lo único en que pensaba es en volverse a su casa...

Y yo allá, trabajando en ese lugar perdido en medio del desierto,
sin poder darle más que unas cuantas palabras de ánimo por el celular,
y sin poder decirle otra cosa que sí, que si quería,
le compraba pasaje para que se viniese de regreso...
porque, ¿cómo decirle otra cosa?
Lo cierto es que estuve a punto de dejar todo botado,
comprarme unos pasajes y volar donde ella, pero,
¿cómo dejar mi trabajo?...
Odio, en estos casos, mi maldito sentido del deber,
que me impide hacer lo que siento y lo que quiero...
Por lo demás, ella nunca me perdonaría que hiciera
algo como eso, y arriesgara el futuro de "su" hijo,
abandonando mi trabajo...
(aunque nuestro, en casos como éste se pone posesiva).

Ahora que estoy con descanso,
de regreso a casa y con nuestro hijo,
ella ya se ha sentido más tranquila,
y con ello yo también, pero temo lo que vendrá,
lo que pueda pasar, la operación,
lo que resulte de ella, lo que venga después,
me da miedo pensar en que podría no regresar nunca...

Me da miedo...

10 enero 2008

Larga ausencia

Y lo seguirá siendo...
hasta que tenga el tiempo,
la energía,
y la entereza para escribir,
y hasta que lo pueda hacer
sin decir lo que quisiera gritar,
sin romper en llanto,
ni desahogarme de todo lo que llevo dentro...