12 enero 2010

Igualdad


Hay cosas que no consigo entender.
¿A quién se le puede ocurrir contratar mujeres para trabajos de jornalero?
¿Cómo puede suponer alguien que una mujer puede rendir lo mismo que un hombre cavando zanjas o paleando tierra?
No digo que no haya mujeres que se esfuercen, y que rindan bastante,
pero,
de ahí a suponer que puedan hacer un trabajo como ese, hay mucha distancia.

En mi barrio apareció una cuadrilla de jornaleros, para construir las veredas que nunca -en 50 años- se habían construído.
De esa cuadrilla, la mitad, o poco menos, son mujeres.
Ninguna es delgada o de apariencia frágil. Son mas bien corpulentas, y parecen acostumbradas a trabajar. Sin embargo, no deja de dar pena el verlas bajo el fuerte sol, intentando hacer un trabajo que ni saben ni pueden hacer.
Al fin, la labor la hacen casi toda los hombres, con la ayuda de unas cuantas mujeres que se esfuerzan por usar herramientas que no saben usar y que nadie les explica como se usan...

Las demás, bueno,
hemos visto de todo:
Las que están siempre conversando,
o sentadas en el suelo,
acostadas en una carretilla vacía
o sobre unas bolsas de cemento...
Incluso, a la que anda besuqueándose con un compañero de labor, mientras los demás hacen lo que ellos no: trabajar.

No se entiende, en verdad,
cuál es la ganancia de tenerlas allí.
Si la mitad de ellas fueran hombres, y a la otra mitad se le diese otra tarea que hacer,
el trabajo se haría mejor y se terminaría antes...

No faltará -si es que alguien llega a leer algún día mis palabras-
quien diga que mi opinión no es válida,
que las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres
y que tienen el mismo derecho a trabajar...

Para ellos, transcribo lo que oí de boca de una de ellas,
en una esquina:

"Yo me voy. En la Del Pozo están recibiendo mujeres, así es que yo me voy pa' allá.
Estoy aburrida de esta pega, si no es pa' mujeres...
Más encima, el jefe se enojo conmigo, y me retó,
porque yo le llamé la atención a "la pitbull"...
Claro pu', si estaba acostada encima de las bolsas de cemento, mientras nosotras trabajábamos, así que le dije: Chis, parecís vaca echá...
y se fue a quejar con el Jefe"