30 septiembre 2010

As vezes...


A veces,
es difícil escribir.
Piensa uno tantas cosas, tantas.
Las lleva en la cabeza en todo momento,
en todo lo que hace,
pero cuando trata de hablar de ello,
cuando trata de ponerlo en palabras,
"no resulta",
no se puede,
no hay manera de lograr algo coherente,
algo que motive,
algo "no depresivo".

No sé,
tal vez algo me falta,
algo a lo que no puedo poner nombre...

28 septiembre 2010

Entre tanta espina, una flor...


Rodeado de estériles piedrecillas, 
pleno de espinas, 
pero eso no le impide 
alegrar la vida a los demás 
con una hermosa flor...


Al final, dicen, a todo se acostumbra uno.

Y tendrá que ser.
Tendré que acostumbrarme a estar en casa
durante un mes,
que es la licencia médica que me dieron.

No me hace gracia.

Tampoco me hizo gracia la dieta
que me dieron para la úlcera, hace una veintena de días.
Pero me acostumbré.

De modo que será lo mismo para lo demás,
para lo que ha venido,
para lo que vendrá.

¿Que saca uno, al fin y al cabo,
con amargarse tanto?
Las cosas no cambian por eso.
O, mejor dicho, sí cambian,
pero para peor...
Porque si además de estar pasando por momentos desagradables,
es uno desagradable hasta consigo mismo,
no puede traer eso nada bueno.

De modo que a respirar profundo,
levantar la cabeza,
y a ver si le encuentro el "lado amable" a todo esto...

.

27 septiembre 2010

No cry


Los hombres no lloran,
dicen.
Los hombres no lloran,
me dijeron cuando niño,
muchas veces.
Los hombres no lloran,
me dijeron cuando mi primer amor
me rompió el corazón.

Los hombres no lloran,
he debido recordar muchas veces,
a lo largo de mi vida, algunas con éxito,
otras con un rotundo fracaso.

Los hombres no lloran,
me decía esta tarde,
cuando el médico me dijo  que la maldita Comisión
determinó que no se aceptó mi denuncia de accidente,
y que mi operación no será cubierta por el seguro.

Los hombres no lloran,
me dije a mí mismo, cuando en la empresa me dijeron
que poco o nada podían hacer, que debo apelar yo solo.
Los hombres no lloran, me dije, y los increpé,
les dije tantas cosas, con un nudo en la garganta.

Los hombres no lloran,
me recordé a mí mismo,
cuando volvía a casa,
pensando en lo injusta que es esta miserable vida.

Los hombres no lloran,
me decía a mí mismo, mentalmente,
cuando le conté a mi esposa lo ocurrido,
cuando decidí no operarme y seguir mi vida como sea,
si no es aceptada la apelación.

No, los hombres no lloran, por nada.
Se muerden la pena, la rabia, la impotencia,
hasta que les da hipertensión, gastritis y úlcera,
hasta que se vuelven neuróticos,
y nadie les soporta, ni siquiera en casa.

Los hombres no lloran,
por nada,
hasta que un día se aburren
y hacen alguna estupidez para terminar con todo...

¿Cuántas gotas le faltan a mi vaso?,
me pregunto a veces...

26 septiembre 2010


Hoy salí a mi patio.

Hasta mi jardín parecía tan deprimido
como yo.
Las flores parecían haberse escondido,
no veía sus colores.
El aroma del jazmín se perdía en el aire,
y sus flores caían sobre mí,
muertas...
No zumbaban las abejas,
no había mariposas,
los pájaros otrora bulliciosos,
estaban ausentes...

¿Será acaso que mis ojos
ya no pueden ver sino en gris y negro?

.

Que porquería
es la mente humana.

Trabajo habitualmente siete días,
para descansar luego otros siete.

Hoy es el sexto día de mi descanso,
por lo que debería estar haciendo lo que hago siempre
que estoy con descanso.

Pero no puedo.
No puedo engañar a mi mente.
No puedo convencerme a mí mismo de que no tendría
porqué estar aburrido, ni depresivo a este extremo,
al sexto día de estar en casa.
No puedo hacer que mi mente olvide
que me restan muchos días,
semanas,
meses,
para volver a esa rutina que,
en algún momento, me agobiaba, que no quería más,
que soñaba con dejar.

Que gracia, oh sí, no deja de ser gracioso
que tú pides algo,
y cuando lo recibes, no te agrada la forma en que lo recibiste.

¿No quería acaso descansar?
¿No quería acaso poder dejar ese trabajo que me amargaba,
que me tenía con úlcera y gastritis,
que me tenía al límite de la neurosis?
Y he aquí que ahora tengo eso que quería,
tengo meses por delante,
para descansar,
para olvidar los sinsabores de ese trabajo,
para sanar las heridas de mi estómago,
para relajarme...

Y no me gusta...

Que porquería es la mente humana...
.

25 septiembre 2010


Trabajo con muchas personas.
He hecho muchas cosas, por muchas de esas personas.
A algunas de ellas,
las he considerado mis amig@s.
Llevo una semana en casa,
debido a este maldito accidente.
Solo una de estas personas,
muchas de las cuales esperan de mí, diariamente,
que haga por ellos más de lo que debo hacer,
sólo para facilitarles las cosas,
para hacer más simple su trabajo
-aunque con ello complique el mío-,
sólo una de estas personas, 
quizá si el que consideraba menos cercano,
me ha llamado para saber de mí.

Sé que algún día, cuando les vuelva  a ver, 
me dirán esas cosas que uno espera escuchar.
Pero,
¿qué sentido pueden tener entonces?
¿no deberían decirlas ahora?

Al final,
aunque te rodees de gente,
aunque seas amable con ellos,
aunque te esfuerces,
las cosas no cambian:
cuando necesitas no estar solo, lo estás.

Mas vale,
entonces,
estar solo desde el principio...

.

24 septiembre 2010



Esta tarde, venía en el bus con mi madre, a quien llevé al médico (bronquitis).

En una esquina subió un hombre ya anciano,
con poco y blanco pelo sobre la cabeza,
con el labio inferior algo caído, un tanto encorvado y con tembloroso paso.

Se quedó allí, en el pasillo, mirando dudoso un asiento vacío junto a una ventana,
y luego al pasillo nuevamente, y así...
No se movía, no tomaba una decisión, sólo permanecía allí.

De pronto, cuando el bus ya casi partía, se escuchó detrás de él una voz
que aún siendo baja, era fuerte, dura: "súbete".
El anciano caminó por el pasillo, dejando a la vista una mujer,
anciana como él, de cabello blanco como él,
pero con la mirada clara, el gesto adusto
y la espalda recta como una flecha.

"Siéntate", fue lo siguiente que dijo,
y el anciano tomó el asiento vacío que estaba junto a él.
La señora de rostro duro se sentó a su lado,
con la mirada fija al frente, silenciosa ahora.

No pude dejar de pensar:
tan orgullosos que somos los hombres,
con tan poco cariño que tratamos -a veces-
a nuestras mujeres,
y al final, terminamos necesitando de ellas para todo...
Por si fuera poco, las más de las veces
las dejamos solas viviendo sus últimos días.

Admirables las mujeres, sin duda,
y pese a todos lo defectos que puedan tener,
terminarán siendo, siempre, mejores que nosotros.

22 septiembre 2010

De manguitos rotadores y otras yerbas...


Así comencé el día de hoy...

Y ahora tengo un brazo en cabestrillo
un hombro dolorido, un jefe molesto
y un incierto futuro...

Dicen que tendré que operarme el hombro izquierdo.
Me rompí el "manguito rotador".
Si hubiese sabido que tenía uno,
tal vez lo habría cuidado más...

Cosas que pasan...

Mas,
¿porqué me pasan todas a mí?

.

18 septiembre 2010

A veces...


A veces
me sucede que advierto, sorpresivamente, que estoy solo.

Que junto a mí, en la mesa, no hay nadie.
Que he comido y bebido mi cena, solo.
Que las últimas palabras que dije en la última hora
fueron  a la chica del casino, que me servía.

A veces me sucede
que advierto repentinamente que estoy solo.

Y advierto
que no me siento solo.
Que no me hace falta tener a alguien junto a mí en la mesa.
Que no necesito hablar con alguien durante la cena.
Que la chica del casino ya fué suficiente compañía...

A veces me sucede
que advierto que no me importa estar solo,
y que,
quizá,
hasta lo prefiero...

A veces...

13 septiembre 2010

Unhappy day...


Dicen que uno debe alegrarse
en el día de su cumpleaños.

Al menos, es lo que los demás esperan que uno haga.
De modo que no diré lo que realmente pienso de éste,
mi cumpleaños.

Feliz cumpleaños a mí,
feliz cumpleaños a mí...


.

07 septiembre 2010

En casa del herrero...



Al día de hoy,
4 males se disputan mis restos...

De ellos,
sólo uno tiene la fuerza necesaria
para terminar conmigo
de una sola vez.
Desgraciadamente,
ese mal parece que fuese sordo,
sordo como una piedra, sordo total,
pues no me escucha cuando le digo,
cuando a gritos le pregunto:
¿a qué esperas?

Estoy cansado.

Sempre digo a todos
que no debe uno quejarse,
que si mira uno en derredor
siempre habrá quien esté peor que uno...

Pero,
en tiempos como éste,
me sucede lo que a todo buen herrero:
termino usando cuchillos de palo...


.

01 septiembre 2010

Beee, beee




Me amarga, tanto, el no poder hacer lo que quiero,
el no poder vivir como quiero...

Presume a veces uno de ser un hombre,
mas cuando es hora de serlo, de vivir según sus principios,
de trabajar en forma ética, de decir lo que se piensa,
de plantarse en su terreno y no estar de acuerdo con lo incorrecto,
termina pesando más un sueldo,
el no perder el trabajo,
el no "quemarse" laboralmente, para siempre...

Se termina callando,
bajamdo la cabeza,
diciendo "sí, estoy de acuerdo"
"me parece bien",
"estuvo bien hecho"...

Ética, qué palabra vana,
debiera figurar en el diccionario como sinónimo
de inalcanzable, de inasible, de utopía, de vana ilusión...

Presume, a veces, uno de ser hombre,
y no pasa de ser uno más del rebaño,
un cordero...