28 agosto 2013

Leer...




Siempre una buena compañía.
Mas,
a veces,
la mejor manera de no pensar,
la mejor manera
de dejar pasar los días...


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24 agosto 2013

NO todos los caminos...


No todos los caminos conducen a Roma.
Algunos nos llevan a lugares diferentes.

Pensaba en esto, hace unos días.

¿Conocen esos cuentos para niños, que ofrecen dos o tres opciones de lectura?
Depende de lo opción elegida el cómo se desarrolle el cuento, y cuál sea su final.

La vida es así, también.

Ocurrió que hace unos 15 años, o cosa así, cuando nuestro desatinado hijo entró a primer año, se desarrollaba una actividad de su curso, y yo, padre novel y orgulloso, le tomaba algunas fotos a nuestro pequeño.
Entonces, sentí una mano apoyarse en mi hombro, y una voz que me decía:
"¿Tómale una foto a mi hija? Es ésa que está allí."
Y antes de que me volviera a ver quién me lo decía, agregó:
"Te doy un beso por cada foto..."  

0_o   (quedé helado)

Por cierto, le tomé un par de fotos a la niña, pero no por la oferta, sino porque nunca me niego cuando me piden algo. Evidente que cuando se las entregué fue por medio de mi negrita, a quien no le dí mayores detalles que decirle que me había pedido ese favor.

Buen tiempo después, se dio la ocasión de que estuviéramos solos, esa mamá y yo.
Y esa vez -aunque sin decírmelo abiertamente- me dejó claro que "quería guerra"
Eran de esas "señales" que nadie puede no entender, y aunque ella sabía bien que yo le había entendido, yo "me hice el tonto" y cambié de tema, hasta que pude irme de ahí.

Un par de años después tuve la confirmación que yo no había entendido mal lo sucedido entonces, cuando, siendo ya ella amiga de mi negrita, le hice un día una broma de doble sentido, y me respondió: "Ah, tú no digas nada, que una vez te la puse en la mano, y no quisiste..."

Yo soy hombre, y mucho que me gustan las mujeres, pero siempre le fui fiel a mi negrita.
Y nunca me he arrepentido de ello.

Me acordé de esto hace unos días, al darme cuenta del daño que habría hecho si, aquél lejano día, yo hubiera aceptado esa invitación y hubiera intimado con ella.
Habría sido un daño muy grande, irreparable.

¿Y saben por qué?

Porque hoy día, esa mujer es la única amiga de mi negrita que sigue incondicionalmente a su lado.
Es quien la acompaña al médico, a los exámenes, o en los más malos momentos, cuando yo estoy ausente por el trabajo.

Si yo hubiese hecho eso, algo que tantos hacen, como si fuese lo más normal, ella nunca se habría hecho amiga de mi esposa, y me negrita ahora estaría sola.

No todos los caminos llevan al mismo lugar.
Y estoy tan contento de haber tomado el camino correcto, ese día...


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08 agosto 2013

Otra cosa es con guitarra...



Mi negrita siempre me decía:
yo no sé, no entiendo, el por qué la gente se aferra tanto a la vida, 
si la vida es tan triste y penosa...

Y ahora,
ahí está, mirando a todos lados, buscando -anhelando- encontrar una forma de permanecer con nosotros.

No es por ella, en todo caso.
No.
Eso no cambiará nunca, bajo ninguna circunstancia.
No es por ella.

Es por nosotros.

Es por los niños,
esos sobrinos que tanto ama, y que son en su vida como los nietos que sabe que no llegará a ver.
La atan, esos niños.
Llora, porque quisiera poder estar siempre cerca,
y velar por ellos como ha hecho desde que eran pequeñitos.

Es por su hijo.
Ese grandote veinteañero que aún parece de quince,
inmaduro, inconsciente de lo que estamos viviendo,
y siempre dependiente de nosotros.
Se desespera ante la sola idea de dejarlo solo,
ante la idea de que no habrá quien cuide de él, como ella lo hace,
como siempre lo hizo.

Es por mí.
Por su marido, por este viejo huraño y cascarrabias que tanto la disgusta a veces,
pero a quien nunca ha dejado de querer.
No consigue imaginarme solo, con mis tantos achaques a cuestas,
sin nadie que me cuide como ella,
sin nadie que vele por mí.
No consigue imaginarme así, sin que se le escape alguna lágrima.

Mi negrita,
la misma que siempre estuvo dispuesta a abandonar una vida que la entristece,
sí, que la entristece,
porque no puede hacer por los demás todo lo que quisiera,
porque no puede evitar que otros sufran,
porque no soporta ver tantos rostros tristes por los que nada puede hacer,
porque quisiera hacer tanto por los demás,
y no está a su alcance hacer nada,
no puede ahora renunciar a vivir,
no puede,
porque piensa en nosotros,
porque no logra vernos viviendo sin ella...



Y,
¿saben qué?
la verdad, pura y dura,
es que yo tampoco
lo logro...


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