27 marzo 2016

En casa...

Mi Negrita ya está en casa.
Eso me alegra. Y también me preocupa.
Creo que me queda grande esto de cuidarla...

Al final, la operación no quedó sino en la Colostomía.
Los médicos -¿quién los entiende?- no quisieron extraer el tumor,
sólo se limitaron a sacar el colon y dejarle un estoma.
De alta a los 4 días, me da miedo todo.
Para ella no es fácil el hecho de tener una bolsita pegada a su costado,
para mí no es tan difícil.
Lo más difícil para mí es cuidarla. No sé cómo.
No sé qué decirle, como animarla.
No sé que hacer ante los dolores que tiene,
no sé si estará bien o no.

En fin, lleno de dudas y de temores
y listo para irme mañana a trabajar,
fuera de casa por 4 dias (como siempre).
En la duda de si dejarla sola a ella, o dejar de lado el trabajo,
que está hoy tan complicado e inestable.
O sea, como siempre, lleno de dudas.

Gracias por sus palabras.

18 marzo 2016

Habitación 17, cama 1.

Nadie es capaz de comprender.
O, quizás, nadie quiere comprender.

Hoy mi esposa se hospitalizó, faltando 15 minutos para las 7 de la mañana, 3 días antes de someterse a una operación -la cuarta o la quinta, ya no recuerdo- debido a su tumor.
Lo mínimo que deben hacerle es una Colostomía, ya que el tumor ha invadido el colon, causándole una herida que sangra hacia su interior, y produce una constante hemorragia.
Eso es lo mínimo.
De ahí escala a todo lo que se pueda hacer para extraer el tumor, con todo lo que tenga adherido o cercano. Eso resulta ser una exenteración pélvica. Y dependerá de lo que los médicos encuentren al abrirla, pues si lo ven complicado, no haran sino la colostomía.
Nos hablaron de un riesgo de 50-50. Y ella lo aceptó, pues no queda más.

Cuando llegué del trabajo, fue sólo para verla llorar. Las lágrimas que le quedaban después de haber llorado todo el día.
Pero no lloraba porque fuesen a operarla, o porque temiese el resultado de la operación, que es complicada y realizada en un hospital público -a diferencia de las anteriores-, y por tanto doblemente riesgosa.
No, lloraba porque siendo el último día que estaba en casa, nadie la dejó tranquila, cuando sólo quería un poco de paz.
Las amigas, esas que ni se acuerdan de ella en un mes, consideraron que debían llamarla ayer, una a una.
Mi hijo, ay! mi hijo, no encontró mejor día para tratarla mal y hacerla sentir peor.
Su hermana menor tuvo la feliz ocurrencia de pelearse con ella por tonterías.
Su hermana mayor llegó de visita con una vieja tía, porque querían estar con ella, he insistían en estarlo.
Su madre, su madre que está muy enferma no le permitió ni por un momento olvidar que lo está, y aún a las diez de la noche quería "venir a despedirse" nuevamente, después de haberlo hecho ya a las seis.
Su otra hermana se fue -sabiendo lo que se vivía- a un curso de perfeccionamiento en otra ciudad, dejándonos los niños a dormir en casa, con la tarea de llevarlos hoy a la escuela, y hacerse cargo de ellos el fin de semana. No podía renunciar a un maldito curso más.

A las once de la noche mi negrita lloraba, y sólo pedía no volver de esa operación.

Nadie pensó en ella ni por un momento. Aún los que decían hacerlo sólo pensaban en sí mismos, y en lo que ellos querían, pero ninguno pensó en lo que ella quería.
Y ella quería sólo tener un día, ese último día en su casa -que quizá sea ciertamente el último-, quería tener ese día en paz.
Esperaba a que cuando yo llegara saliéramos a dar un paseo, esperaba que estuviéramos juntos, solos,  algo de tiempo.
Quería un poco de tiempo para descansar, después de haber dejado toda la casa limpia, la ropa lavada y planchada, y todo organizado para nosotros (no puedo conseguir que deje de hacer esas cosas).
Quería un poco de tiempo para seleccionar su música favorita y ponerla en el mp3, para escucharla en el hospital.
Quería un poco de tiempo para revisar qué dramas llevaría en su tablet, para pasar esas largas horas de espera hasta el lunes, en ese frío y lóbrego hospital.
Pero no le dejaron tiempo para nada, ni un poco de tiempo para ella.
Todos pensaron en lo que ellos querían,
pero nadie pensó en lo que quería ella.

Entiendo que se haya dormido, pasada la una, diciéndome que sólo espera no volver.
Y aunque quizá nadie me entienda, yo pienso que,
si tiene que volver -después de una colestomía o algo peor- a más de esto mismo,
debería cumplírsele su deseo.
No quiere dejarme solo, y yo no quiero que me deje solo,
pero tampoco quiero seguir viéndola llorar.

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