27 agosto 2010

Silencio y abandono...


Me gusta,
suelo,
recorrer blogs, y leer...
Leer acerca de las vidas de otros,
de los pensamientos de otros,
de los sentires de otros...

Me gusta, pero a veces me resulta un trago amargo.
Me resulta un trago amargo. cuando comienzo a pensar
en que se ve en la blogósfera tanta gente sola,
tanta gente deprimida, tanta gente con historias,
tanta gente que busca quien la escuche.
Y así, algunas no encuentran eso nunca,
y sus blogs languidecen
y quedan vacíos y silenciosos,
conservando en ellos las huellas de esa vida,
los retazos de esa historia,
dejando en quien lee esas páginas
una extraña mezcla de pena y de curiosidad,
y la sensación de encontrarse en medio de una casa abandonada,
donde sólo queda el eco de las voces de sus habitantes,
entre los muebles cubiertos de polvo...

Leo blogs de mujeres, por ejemplo, que han escrito palabras que hablan de angustia,
de tristeza, de profunda soledad, de no tener deseos  de vivir...
y luego el silencio.
Y miras fechas de los últimos post,
y caes en la cuenta que han pasado uno, dos, tres años
desde que esas palabras, pensamientos, sentimientos, fueron dejados allí...

Y no se puede
-al menos yo no puedo-
menos que quedarse pensando en cuál habrá sido el final,
cuál la razón de que pasara ese uno, dos, tres años de silencio...

Y no se puede
-al menos yo no puedo-
menos que quedar preocupado por alguien que ni siquiera conocí...

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13 agosto 2010

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Siempre pensé
que para suicidarse hay que ser muy cobarde...
Siempre pensé
que para suicidarse dejando deudas y problemas a una familia,
hay que ser, además de muy cobarde,
un maldito miserable.

Esta tarde,
por mucho rato,
me sentí un cobarde,
y un maldito miserable...

Nada que decir...


A veces,
muchas veces en realidad,
quisiera uno escribir.

Quisiera uno decir lo que siente,
lo que lleva por dentro.
Y lo piensa,
lo escribe en la mente,
lo acomoda,
borra lo que no le gusta,
lo corrige,
lo pule,
hasta que finalmente se da por satisfecho...

Y,
sin embargo,
cuando se haya uno frente a la página,
dispuesto a transcribir esos pensamientos,
los dedos rehúsan escribirlos,
se rehúsan a poner en letras aquello tan bien elaborado,
y se queda uno
sin nada que decir...

11 agosto 2010

Llovizna


Hoy, lloviznó en nuestra ciudad.
Gran cosa, dirá alguien.
Una llovizna no parece ser un gran tema, en realidad.

Salvo que se viva en esta ciudad.
Situada en la costa del desierto de Atacama,
el más seco de los desiertos del mundo.
Entonces, si se vive allí,
una llovizna simple y común, de 4 o 5 horas,
puede convertirse en el tema de conversación de todos en ella,
por mucho tiempo...

El agua corría por las calles,
anegando algunas,
penetrando en las casas,
destruyendo,
como cabe esperar en una ciudad que no sabe de aguas,
que no las espera,
que nunca, pese a los desastres que alguna vez ocurrieron,
nunca hace nada...

En una ciudad donde una de 20 familias tendrá algo similar a un paraguas,
y una de 200 tendrá un par de botas de agua,
una llovizna parece acabo de mundo,
y a las tres horas de caer agua,
no queda nadie que no empiece a pensar en el pasado,
que no recuerde lo ocurrido 20 años atrás,
la última vez que llovió,
realmente llovió en esta ciudad.
No queda nadie que no recuerde esa noche,
nefasta,
inolvidable,
en que la vida de algunos se acabó,
y la de todos los demás se hizo diferente,
de un modo un otro,
en mayor o menor medida,
cambió para siempre.

Hoy lloviznó por horas en nuestra ciudad,
el agua aún permanece en las calles,
 las nubes siguen ahí,
y nadie,
o muy pocos,
dormirán tranquilos esta noche...

10 agosto 2010

Cumpleaños

Si por un acaso, no hubiese recordado ayer qué día era,
(cosa que me pasó una vez, y nunca volverá  pasar),
lo que encontré en el refrigerador,
al llegar a casa,
habría bastado para recordarlo...


Ayer estuvo de cumpleaños mi esposa.
Yo, trabajando.
Llegué tarde, demasiado incluso para ayudarla con la limpieza.

Celebrar cumpleaños, después de un tiempo, 
deja de ser algo que se espera con entusiasmo...
A  veces, se preferiría descansar, 
pasar un día tranquilo consigo mismo,
en lugar de recibir a las personas que cariñosamente 
(no lo discuto)
vienen a saludarte,
pero que a fin de cuentas,
se van horas después dejándote más trabajo del que ya tenías, 
pues hay que ordenar y limpiar todo...

Siempre he pensado que si se quiere festejar a alguien,
lo indicado es  invitarlo a algún lugar, fuera de su casa,
de modo que el festejo realmente lo sea, 
y no sólo la antesala de más trabajo 
en un día en que lo que menos se desea es trabajar...

01 agosto 2010

Cambia, todo cambia...


Así dice la canción...


Y, sin embargo, con tener mucha razón en lo que dice,
aún así se equivoca...
Hay cosas que no cambian.


Por ejemplo:
pasa el tiempo,
siguen los días su camino,
y yo continúo escribiendo
un blog que nadie lee,
y aunque escribir 
en él 
no tenga sentido...


Eso no cambia.


No cambia,
ni en que deje de escribir,
ni en que aparezca alguien y lo lea...


Cambia, todo cambia...


Pero algunas cosas son la excepción 
que tiene toda regla...