05 diciembre 2015

Ese futuro incierto, y su fecha de caducidad...

¿Qué mejor título que esas palabras amigas...?

Tanto tiempo viviendo como si tuviésemos futuro,
haciendo planes,
construyendo castillos en el aire.
Ya planeábamos vacaciones,
incluso,
para el próximo enero.

Y zaz!
sonó el despertador,
en forma de visita al médico,
y tuvimos que despertar,
y afrontar lo que no afrontábamos,
y aceptar lo que nadie quería aceptar.

Y ahí estamos ahora,
con los ojos enrojecidos,
con el ánimo arrastrando por el suelo,
con ese sentimiento de tristezaenojodesesperación,
que le da a uno cuando piensa,
piensa,
piensa y no encuentra nada
y no entiende nada.

Se supone que ahora tendrá qiue someterse a la operación
que por dos años evitamos e ignoramos.
Y ella en lo que piensa es en las palabras del médico,
diciéndole que tiene -con suerte-
un 55% de posibilidades de soportar la operación.

O sea, eso no sería nada.
Lo triste es que ella no anhela ese 55,
sino el 45% restante...

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18 octubre 2015

Qué tristeza...

Ay, que tristeza...


La mayoría de los hombres dicen que,
si pudieran pasar un fin de semana solos,
sin su mujer en la casa, se sentirían felices.
Podrían hacer lo que quisieran,
o quizá no hacer nada en todo el día.
Para mí ha sido al revés.

Mi Negrita no está, se fué.
Usando sus prerrogativas de mujer casada pero independiente,
se ha ido de paseo diez días. Ayer temprano.
A Bolivia (su segunda patria).

Y yo no puedo evitar sentirme triste,
no he podido evitar pensar, asociar este sitio vacío en mi cama,
este silencio agobiante en la casa,
a lo que será mi vida algún día,
cuando ella ya no esté.

Que vida más vacía, más carente de sentido.

No es que pasemos los fines de semana pegados uno al otro.
Nada más lejos de eso, generalmente cada uno en lo suyo es la forma en que vivimos,
pero la diferencia está en que sabemos que el otro está ahí,
en la siguiente habitación,
o un poco más allá,
o quizá si en la misma cama, pero cada uno haciendo lo que quiera.

Y sin embargo, no resulta lo mismo si ella no está.
No puedo jugar online, si no está ella a un par de metros detrás de mí.
No puedo ocuparme del jardín,
si no está ella dentro de la casa,
nada de lo que se diga en Fakebook me motiva,
y nada quiero hacer.

No puedo soportar la casa sin su música,
o sin las voces coreanas de sus series preferidas.
Siempre me ha gustado el silencio,
no necesito de ruido ni de escuchar música,
pero cuando la ausencia de ambos (música y ruido)
me hace evidente su ausencia,
se me hace insoportable...




08 octubre 2015

Y lo mandé al cielo!!

Sí, lo mandé al cielo, a Alvin. Al cielo de los perritos.
¿Recuerdan a Alvin, el perro infame ese, que me sacaba de quicio, y con el que nos odiábamos cordialmente?
¿El mismo que había regalado dos veces, y dos veces me habían devuelto, no por ser un ángel precisamente?


Pues bien, finalmente me deshice de él.
Por fin podrán mis plantas crecer tranquilas,
por fin podremos tender la ropa sin miedo de encontrarla por el suelo,
por fin podremos sacarnos los zapatos sin temor a que los muerda.
Por fin tendremos paz...

Lo mandé al cielo de los perritos, digo, porque no se le puede llamar de otra manera, al lugar en que vive ahora.
Se lo llevó una amiga, que lo mima como si fuese un niño,
que lo cuida como si fuera un tesoro,
que lo deja dormir sobre su propia cama.

Y él, claro, se deja querer...

Esperé antes de contarlo, pues ya dos veces antes me lo habían devuelto, pero esta vez (la tercera) fue la definitiva. Alvin es ahora feliz (aunque le llaman Elvis),
y yo también...

08 agosto 2015

50/3

Salar de LLamara - Hace una semana
Mi negrita debe cumplir, mañana, 50 años.
Pero se niega. Dice que ella no celebrará 50 años, sino sólo 3.
Sí, dice que cumple 3, y bien visto, no puede negarse que tiene mucha razón.
Porque, en 2013, le dijeron los médicos que no llegaría a sus cumpleaños,
si no se operaba inmediata y radicalmente. Ella no aceptó.
Y celebramos ese año el que sería su último cumpleaños,
entre risas y lágrimas y cierta cuota de resignación.

Sin embargo, ella se negó a operación y a quimios,
y he aquí que pasó ese cumpleaños, y uno más,
y ahora estamos ad portas de uno más,
el tercer día de cumpleaños desde esa fatídica noticia,
desde ese agorero pronóstico.
Y es el tercero, por eso dice que no cumple 50,
sino TRES!

Y, salvo que una anunciada lluvia lo arruine,
lo celebraremos subiendo a la cumbre de un cerro,
viendo el paisaje desde la altura, y llenando nuestros pulmones de aire fresco y frío,
sintiéndonos -y ella más que ningún otro- más vivos que nunca.

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05 julio 2015

Belleza...

No tengo noticias agradables sobre las que escribir, de modo que, ¿por qué no poner algo agradable mejor?
 





Son imágenes que tomé en nuestra salida de hoy. Llevábamos tiempo quedándonos en casa, pero hoy "volvimos a las pistas", aunque mi Negrita ahora tiene que poner más de sí para poder ir. Lo bueno es que aún tiene ánimo y fuerza para hacerlo.  :)

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16 mayo 2015

Nada cambia, o nada es igual.

Hace rato que no escribo nada.
Podríamos decir que poco hay de nuevo, para contar.
Mi Negrita sigue enferma,
su cáncer sigue progresando, lento pero seguro.
Los problemas tampoco nos abandonan,
las deudas son parte del paisaje cotidiano
y Esperanza no es más que otro nombre de mujer.


Podríamos decir que hay cosas nuevas que contar,
como que hemos trepado cerros cada fin de semana,
sin falta,
con juvenil espíritu, con inagotable capacidad de asombro ante la naturaleza,
con absoluto desprecio por dolores o capacidades disminuídas,
con mayor entusiasmo que nuestros acompañantes más sanos,
más fuertes y más jóvenes.
Al menos los domingos olvidamos todo,
o bien despreciamos todo (que los dolores no se olvidan)
y nos sentimos felices compitiendo uno junto al otro por quién llega primero.


La naturaleza nos ha regalado ultimamente paisajes increíbles en nuestro desierto,
ha plagado de coloridas flores nuestros cerros,
mismos que por decenios no fueron sino piedras y tierra,
ocres monumentos a la desolación.
Un extraño y nunca visto fenómeno climático, que hizo llover cuando no debía,
y en cantidad fuera de toda previsión.
Y la tierra respondió así.

 

Y así,
nada ha cambiado, todo sigue igual,
pero hay cosas nuevas
y nada es como siempre.

27 abril 2015

Cebollas

No me molesta llorar
no me molesta,
cuando corto cebollas
no me molesta llorar.

No me molesta
llorar
cuando corto cebollas
no me molesta
porque
cuando corto cebollas,
se llenan
mis ojos de lágrimas
y nadie me pregunta, nadie,
el por qué
mis ojos lloran,
el por qué salen a raudales
de mis ojos
lágrimas.

Nadie pregunta, el por qué.

No me molesta llorar
cuando
-cada vez- que corto cebollas.

No me molesta llorar,
cuando corto cebollas,
porque
cuando corto cebollas,
es la única vez que mis ojos
recuerdan
cómo es eso de llorar.
Mis ojos están secos
desde hace tiempo,
por mucho que mi alma esté quebrada,
y mi corazón roto,
no hay en ellos lágrimas.
Aunque a mi garganta -alguna vez-
acuda un sollozo,
mis ojos están secos.
Sólo recuerdan las lágrimas cuando corto cebollas,
por eso,
por eso, no me molesta llorar
cuando corto cebollas,
no me molesta
llorar.

04 abril 2015

Ser mamá...


Siempre he pensado que ser mamá es lo más malo que le puede pasar a una mujer, pues con ello cargan con una preocupación que no cesará en toda su vida.

Sin embargo, siempre he pensado, también, que ser mamá es lo mejor que le puede pasar a una mujer, pues eso les otorga una felicidad que difícilmente conseguirán en otra parte.


Hoy vi pasar a una mamá con su pequeña hija, de unos 5 años, de la mano por mi calle.
La mamá caminaba cabizbaja, con un brazo en cabestrillo, y su rostro era acorde a lo que uno siente en esos casos. (no lo sabré yo...)

La niñita, así de pronto, y sin dejar de caminar, le dice:

- Mamá, tuve un sueño.

La mamá la miró a medias, con la mente en quizá que problemas.
La niña continuó entonces:

- Soñé que te yo te quitaba todas tus pesadillas, y que tu podías dormir bien.

Y la miró sonriente, con una cara radiante como un sol.

Juraría que esa mamá se enderezó y caminó con más energías, desde ese momento...


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27 marzo 2015

Prefiero creer que no...


Prefiero creer que Dios, ese señor a quien serví con tanto ahínco en mi juventud, no existe.
En verdad, prefiero creer que no existe.
Pues creer lo contrario me enfrentaría a un paradigma insoluble:
si creyera que existe, lo odiaría.
Tendría, necesariamente que sentir rencor contra él,
tendría necesariamente que alzar los brazos al cielo
(cosa que ya no me es posible sin dolor)
y dedicarle una retahíla de improperios,
poco dignos de un Dios.

Porque, ¿cómo creer que un Dios, del que se supone que "si te portas bien",
te tratará bien, hace lo contrario?
No cuadra, "no pega ni junta" como se decía antiguamente.

El miércoles, al hacer un mal movimiento con el brazo,
me corté alguno, o varios, o todos (vaya uno a saber)
de los tendones del hombro derecho.
Hace un par de años me rompí tres tendones del izquierdo, como cuenta por ahí este mismo blog,
y tras operarme y pasar meses sin trabajar, me quedó casi igual de malo.
"Mala condición de sus tendones", digo el matasanos...

Y en aquella ocasión me vaticinó que me ocurriría lo mismo con el derecho.
Yo lo sabía, por cierto.
Y lo recordaba.
¿Cómo iba a olvidarlo?
Sabía que iba a romperse.
Pero,
¿tenía que ser ahora?
¿tenía que ser en el momento en que mi trabajo peligra,
en que estoy lleno de deudas,
en que nuestro futuro es tan incierto?
¿Tenía que ser?

En fin,
como elegí no creer en aquel señor,
no me queda nadie a quien insultar,
nadie a quien quejarme,
nadie a quien presentar un recurso de amparo,
una revisión del caso,
nadie a quien pedir una nulidad por algún vicio en el proceso.

No me queda más que apretar los dientes y hacer lo que se pueda,
como he hecho siempre,
para salir adelante.
No voy a ir al médico, porque, si no querrá operarme
(me lo anticipó entonces)
ni puede hacer nada por mí,
¿qué sentido tendría?
Una licencia médica es lo último que puedo presentar a un Gerente que,
no hace aún diez días, nos indicó una vez más que aquellos que se enferman,
aquellos que "no quieren trabajar", no trabajarían más, efectivamente.

No es el momento para quedarse sin trabajo,
como no es el momento para quedarse sin tendones,
por lo que tengo que quedarme con lo segundo por ineludible,
pero tengo que esforzarme por no llegar a lo primero,
mientras sea evitable,
como sea.

Por ahora estoy ayudando a mi brazo derecho con el izquierdo,
(o sea, mi brazo malo ayudando al ahora más malo)
y tomando antiinflamatorios para el dolor,
con la esperanza (y aún sin ella)
de subir a trabajar el lunes como siempre,
y poder digitar en el teclado con la eficacia de siempre,
aunque no pueda ni siquiera vestirme correctamente aún hoy día..
Tengo que hacerlo.
Tengo.
Porque, como siempre digo:
Un hombre tiene que hacer, lo que un hombre tiene que hacer.

Y yo, dígase lo que se diga de mí,
(quien crea tener el derecho de hacerlo),
hace rato que me considero bien hombre, y por tanto,
aunque me desarme a pedazos,
seguiré haciendo hasta el último día lo que tenga que hacer.

Y, es curioso,
no sé cómo, pero aún puedo sonreír, de vez en cuando.

:)

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21 marzo 2015

No tan vana...


La moto, poderosa y con apariencias de nueva, corría velozmente por la avenida, sorteando uno tras otro los vehículos que encontraba a su paso. En el asiento trasero se movía, incómodo, el pasajero, a cada nueva maniobra que la avezada conductora hacía.

Molesta ya por eso, bajó ella la velocidad, levantó la visera del casco y, por sobre el hombro, le gritó: ¿Qué te pasa, que te mueves tanto?!

Él, que ninguna protección llevaba y recibía en la cara la fuerza del viento, le respondió tan fuerte como pudo: Es que vas muy rápido, y no puedo sujetarme bien...!

Se irguió ella un poco, como si quisiera volverse hacia él, y le dijo: No te afirmes de mi chaqueta, tonto, afírmate de mí!

Metió él entonces las ya frías manos bajo la negra prenda de cuero, y las ciñó a su cálida cintura, a la vez que se recostaba sobre su espalda para protegerse del viento.

Antes de bajar la visera y acelerar de nuevo, le gritó ella: Cuida donde pones las manos, o te lo haré pagar!

Si habrá oído o no la advertencia, no es cosa que podamos decir. Pero sí sabemos que donde sus manos terminaron no fue en la cintura, sino bastante más arriba (en un lugar más suave y agradable), así como sabemos también que, cuando llegaron a destino, todo él ardía, aunque quizá no tanto como la cara de ella al sacarse el casco...

Y, aunque en los momentos siguientes la amenaza pareció haber sido vana, se sintió bastante más real para él, al despertar entre sus sábanas con ella aún encima, a la mañana siguiente...


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Hoy.




Hoy me siento solo. Y bastante triste.
Mas prefiero no hablar
de los por qué
de la soledad
y
la tristeza.

Y ante esta disyuntiva de necesitar y no querer,
me quedo con no querer
hablar.

Aunque eso me deje quizá si
-aún-
más solo y triste.

.

02 marzo 2015

Vueltas...

La vida tiene muchas vueltas (dicen)
y lo que un dia estaba arriba
al siguiente estará abajo,
lo que ayer fue blanco hoy será negro,
y lo que parecía el destino no es más que una ilusión...

Mi negrita está bien,
tan bien como estaba aquel día -hace 18 meses-
en que nos dijeron que moriría.

Ha desmejorado su ánimo, un tanto,
y se me deprime a ratos,
más no por ella, no por su situación,
sino por los problemas de los demás,
que no puede resolver.

Lo que necesita -lo que necesitamos-
es tranquilidad,
no escuchar de problemas ajenos,
olvidarnos que existen madres,
hermanas, sobrinos, cuñados o cuñadas.
Necesitamos ser sólo nosotros,
pero para ella eso es imposible.

De modo que aunque está bien,
y puede desenvolverse sola,
la depresión suele acecharla
detrás de cualquier cosa cotidiana,
y se ha vuelto -ha tornado a ser- dependiente de mí.

Y yo,
bueno, a veces quisiera tener a alguien
en quien apoyarme,
quisiera ser dependiente de alguien.
He dado pasos equivocados en ese sentido,
y lo he pagado con tristeza y amargura.
Como si no tuviese suficiente de eso.

Con todo, lo que más me duele
es no poder ya ser -para ella- todo lo que necesita.
No tengo ya la paciencia que antes tenía,
no le muestro el cariño de otrora,
y no porque no lo sienta,
o porque no la quiera,
sino porque todo me sobrepasa
y ya no me alcanzan las fuerzas.

Nunca dejaré de ser su principe azul,
nunca,
aunque -ciertamente-
ese azul sea ahora mucho más oscuro...
 .

07 febrero 2015

Olvido...


Me habrás olvidado.
Seguro.
Sin duda.

Para mí, sin embargo,
no es tan fácil,
tan simple,
tan indoloro,
como para tí.

Bueno, eso lo debes haber sabido,
que tengo fácil el cariño,
pero difícil,
muy,
el olvido.


Debes haberlo sabido... .