25 septiembre 2010


Trabajo con muchas personas.
He hecho muchas cosas, por muchas de esas personas.
A algunas de ellas,
las he considerado mis amig@s.
Llevo una semana en casa,
debido a este maldito accidente.
Solo una de estas personas,
muchas de las cuales esperan de mí, diariamente,
que haga por ellos más de lo que debo hacer,
sólo para facilitarles las cosas,
para hacer más simple su trabajo
-aunque con ello complique el mío-,
sólo una de estas personas, 
quizá si el que consideraba menos cercano,
me ha llamado para saber de mí.

Sé que algún día, cuando les vuelva  a ver, 
me dirán esas cosas que uno espera escuchar.
Pero,
¿qué sentido pueden tener entonces?
¿no deberían decirlas ahora?

Al final,
aunque te rodees de gente,
aunque seas amable con ellos,
aunque te esfuerces,
las cosas no cambian:
cuando necesitas no estar solo, lo estás.

Mas vale,
entonces,
estar solo desde el principio...

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