25 diciembre 2008

La vida es triste...

La vida es triste
y la alegría tan corta como viraje de laucha...

Sin embargo, corta o nó,
la alegría existe, y de repente,
así como sin querer, se dá una vueltecita por aquí,
por nuestras vidas,
dándoles un poco de brillo,
un toque de sabor...

En estas fiestas,
se suele decir muchas cosas,
y expresar muchos deseos...
Yo sólo diré gracias,
y desearé que nunca les falte
aquello que tan bien saben dar...

Feliz Navidad...

19 diciembre 2008

Todo cambia...


Nada está estable
por mucho tiempo,
todo cambia, se mueve,
nada permanece.
A veces uno quisiera,
que al menos por un tiempo,
todos los días fueran iguales,
para acostumbrarse a ellos
y no tener que vivir la incertidumbre
de no saber
bajo qué sol
despertaremos mañana...

22 noviembre 2008

¿Por qué?

Las nueve de la mañana de un sábado
Dobló la esquina
con ese paso vacilante de quien recién se levanta,
los ojos soñolientos,
un cigarrillo prendido colgando de la comisura derecha.

Flaca por los cuatro costados
y larga como modelo de Balenciaga.
Si alguna vez fue blanca,
su piel se ve ahora opaca, cenicienta y reseca,
y su pelo sucio y enmarañado esconde
su verdadero color.
Una blusa desteñida,
que en mejores tiempos ha de haber sido azul,
y un pantalón de color indefinido,
que por cierto podría albergara dos como su dueña actual,
la cubren más que la visten.

Vio una camioneta estacionada frente a la carnicería del barrio
y sus ojos se encendieron por un momento.
Buscó con la mirada alrededor,
y sus pasos se dirigieron hacia un cierre de calaminas,
de uno de cuyos hoyos sacó un trapo,
que se veía sucio y se adivinaba maloliente,
y se fue a poner manos a la obra.
Allí quedó en esos menesteres,
con la esperanza de recibir unas monedas
por el no solicitado trabajo.

Seguí mi camino, con mil ¿por qué? en mi cabeza,
y ninguna respuesta...

06 octubre 2008

De plantas, mariposas y cuncunas...

... o de la vida misma.

¿A quién no le gustan las mariposas?
supongo que a todo el mundo...

Con ser un insecto,
igual son hermosas, igual sugieren ideas
y pensamientos agradables,
sus vívidos colores y sus erráticos vuelos de flor en flor
nos llevan a soñar despiertos,
a olvidar los problemas
y a relajarnos...

Por eso, cuando empezamos a llenar de floridas plantas
nuestro patio,
esperábamos -¿cómo no?
que se poblara también de estos gráciles seres...


Pero,
el sempiterno pero de esta vida infame,
que todo lo enloda
y todo lo dificulta,
nos olvidamos de un punto fundamental...

¿de dónde salen las mariposas?

Cuando las vemos volar de un lado a otro,
como pequeñas y mágicas hadas de una tierra de ensueño,
olvidamos por completo
su ciclo de vida...

Olvidamos que, en algún momento, son cuncunas...
coloridas, espinosas, grandes y muy hambrientas cuncunas
que arrasan con nuestras queridas plantas
al primer descuido...



Y nos dejan en la encrucijada,
en el dilema insoluble (¿ser o no ser?)
de decidir
si vale la pena sacrificar el objeto de nuestros esfuerzos
por las frágiles hadas de nuestro jardín...

03 septiembre 2008

Nuevos vecinos...

A veces, de tan llenas que están nuestras mentes con preocupaciones,
no advertimos ni siquiera, lo que está nuestro alrededor.
A veces no nos damos cuenta ni de quien está a nuestro lado.
Y así me pasó, esta vez, a mí…

No había advertido que tenía vecinos nuevos…
Les había visto pasar, sí,
bulliciosos y a la carrera, más de una vez.
También en mi patio los sorprendí más de alguna tarde de fin de semana,
cuando el sol ya empezaba a caer,
o temprano en la mañana,
algún domingo (nunca nos levantamos tarde).

Por eso, fue una sorpresa darme cuenta,
un día que salí a ejercitar mi pierna lastimada,
que vivían a la vuelta de la esquina,
y que, además, tenían una crecida familia…

Me alegró la vida
el ver los ajetreos de esa madre,
por alimentar a sus hijos,
apreciar el ingenio del padre,
que tan bien solucionó la escasez de viviendas,
y los divertidos ejercicios de los hijos
practicando las enseñanzas de sus mayores…

Una sorpresa agradable, desde luego,
pues de este tipo de vecinos
tenemos muy pocos,
y quisiera tener muchos más…



El vecino...

La vecina, en la casa que construyó su marido sobre los alambres de la TV cable.

Los retoños, practicando sus primeras lecciones de vuelo...

15 agosto 2008

Demasiado entusiasmo...


Hay gente que, luego de pasar por una experiencia como la que hemos pasado el último tiempo, y habiendo salido de ella con tan buen pronóstico como nos ha cabido recibir a nosotros (mi esposa y yo), se vuelcan a celebrar la vida, celebrando y gozando de ella como antes no se atrevieron o no quisieron hacer.
Para nosotros, no ha sido así. Nosotros hemos celebrado la vida dedicándonos a construir el jardín que siempre quisimos tener, y al que nunca le dimos tiempo. Nuevas plantas y flores han llenado de alegría algunos rincones del yermo patio de nuestra casa –vivimos en un desierto-, quizá como un reflejo de lo que sentimos dentro de nosotros, por haber conseguido dejar atrás esos días de tristezas, dolores y pérdidas, no sin consecuencias, pero siendo éstas mucho menos complicadas de lo que alguna vez pudo haber sido.
Y en eso estábamos hace unos días, ordenando y limpiando nuestro patio, transplantando nuestras plantitas a una nueva jardinera, y -en fin- compartiendo un tiempo que hace unos meses no teníamos, cuando tuve un pequeño accidente, que me produjo una lesión muscular en una pierna. Dolorosa, y algo complicada, pero nunca tanto.
Cundo regresó mi diecisieteañero hijo, y se enteró, sólo comentó: “es que ustedes, cuando hacen algo, se entusiasman demasiado…”
Quise protestar ante esa acusación, y su falta de consideración para con su padre lastimado, pero callé, porque pensé en sus palabras, y le encontré la razón: nos entusiasmamos demasiado a veces, mi esposa y yo, y nos olvidamos “del calendario” cuando emprendemos algún proyecto, pero ¿qué tiene eso de malo?
Ojalá y nunca perdamos ese entusiasmo…