17 junio 2012

De padres e hijos.


Mi padre, cuando era hijo.
(Todos los padres fuimos hijos alguna vez)

Hoy es -por estas latitudes- el día del padre.

Si no fuese por los comerciantes (benditos sean) que se preocupan de recordárnoslo a cada momento por la tv , probablemente pasaría desapercibido.

Y claro, cuando el padre de uno se fue hace tiempo "al otro patio", no hace maldita la gracia que te hagan ver escenitas conmovedoras de padres e hijos.

Quise mucho a mi padre. Pero me consta que de sus 7 hij@s, ninguno lo hizo pasar las penas que le hice pasar yo. Ninguno discutió con él, así de fuerte como lo hice yo, y por ningún otro -que yo sepa- derramó lágrimas como hizo por mí.

Soy casi el último de la familia (tengo una hermana menor), y esa es una de las razones por las que creo ser el que más vivió con él. los mayores son del tiempo en que mi papá era joven, y por tanto, no tan abierto ni tan agradable como con su hijo menor. Alguno de mis herman@s me ha dicho que  no recuerda a mi padre de la misma forma que yo. Seguro que es así. No puede haber sido lo mismo criarse con un padre sano, que mantenía la casa y tomaba las decisiones, que con uno enfermo, resignado a sufrimientos, dolores y paulatina pérdida de la movilidad de su cuerpo.
Mala herencia me dejó, por cierto, pues llevo la misma enfermedad. Pero haber estado cerca de él en ese tiempo me facilita las cosas. Sé como vienen las cartas, cosa que él entonces no sabía.

Si tan sólo hubiera seguido sus consejos (que pese a ser sabios, no son sino los que cualquier padre daría a su hijo), otro gallo cantaría. Estudia, fue uno de ellos. Y aquí estamos, siendo nada, por no escucharlo.

Muchos otros consejos le oí, y más de una vez, pero hice caso omiso, y bastantes lágrimas me ha traído eso. Tantas, como me trajo el que se haya ido antes de que pudiera ver que, si bien en un momento me torcí demasiado, pude recuperarme y terminar mi vida derecho como un álamo.
Lamento tanto, tanto, haber tardado demasiado en tener un hijo, porque ni él pudo conocerlo, ni pudo mi hijo disfrutar de un abuelo entretenido, como sí lo hicieron algunos de sus prim@s.

Creo que si mi padre viviera, estaría tal vez no orgulloso, pero sí satisfecho de lo que he logrado después de comenzar con el pié izquierdo. Lo creo, de verdad. Pero nada me quita la pena de que no haya llegado a saberlo.

Cuando miro a mi hijo, porfiado como yo a su edad, recuerdo que mi padre siempre me decía, cuando yo le discutía algo: 
"no le enseñe a su padre cómo ser hijo".

Es una pena que la experiencia propia no le sirva a nadie, más que a uno mismo.



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1 comentario:

  1. Felicidades :-))). Es difícil valorar a nuestro padre cuando se es muy joven y darnos cuenta de lo bueno que tiene y de que lo malo no lo es tanto. En mi caso, y a pesar de ser la persona que más admiro en el mundo y que más me inspira y a quien tengo como referencia, hasta que no crucé la barrera de los 25 años no pude ver más allá del "tipo que no me deja volver a casa más tarde de las dos de la mañana". Tuve suerte, que mi padre sigue a mi lado y más en forma que nunca. Tú ahora estás en el otro lado de la barrera, como padre, y eso es difícil, pero ser hijo tampoco es fácil.
    Un beso enorme!!! Y feliz semana :-))))))))))))))))))))

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