16 mayo 2015

Nada cambia, o nada es igual.

Hace rato que no escribo nada.
Podríamos decir que poco hay de nuevo, para contar.
Mi Negrita sigue enferma,
su cáncer sigue progresando, lento pero seguro.
Los problemas tampoco nos abandonan,
las deudas son parte del paisaje cotidiano
y Esperanza no es más que otro nombre de mujer.


Podríamos decir que hay cosas nuevas que contar,
como que hemos trepado cerros cada fin de semana,
sin falta,
con juvenil espíritu, con inagotable capacidad de asombro ante la naturaleza,
con absoluto desprecio por dolores o capacidades disminuídas,
con mayor entusiasmo que nuestros acompañantes más sanos,
más fuertes y más jóvenes.
Al menos los domingos olvidamos todo,
o bien despreciamos todo (que los dolores no se olvidan)
y nos sentimos felices compitiendo uno junto al otro por quién llega primero.


La naturaleza nos ha regalado ultimamente paisajes increíbles en nuestro desierto,
ha plagado de coloridas flores nuestros cerros,
mismos que por decenios no fueron sino piedras y tierra,
ocres monumentos a la desolación.
Un extraño y nunca visto fenómeno climático, que hizo llover cuando no debía,
y en cantidad fuera de toda previsión.
Y la tierra respondió así.

 

Y así,
nada ha cambiado, todo sigue igual,
pero hay cosas nuevas
y nada es como siempre.

1 comentario:

  1. Tengo que ir a ese desierto.
    Ánimo y a seguir disfrutando de las pequeñas cosas....

    ResponderEliminar

Sólo dilo, no te cortes...