08 octubre 2015

Y lo mandé al cielo!!

Sí, lo mandé al cielo, a Alvin. Al cielo de los perritos.
¿Recuerdan a Alvin, el perro infame ese, que me sacaba de quicio, y con el que nos odiábamos cordialmente?
¿El mismo que había regalado dos veces, y dos veces me habían devuelto, no por ser un ángel precisamente?


Pues bien, finalmente me deshice de él.
Por fin podrán mis plantas crecer tranquilas,
por fin podremos tender la ropa sin miedo de encontrarla por el suelo,
por fin podremos sacarnos los zapatos sin temor a que los muerda.
Por fin tendremos paz...

Lo mandé al cielo de los perritos, digo, porque no se le puede llamar de otra manera, al lugar en que vive ahora.
Se lo llevó una amiga, que lo mima como si fuese un niño,
que lo cuida como si fuera un tesoro,
que lo deja dormir sobre su propia cama.

Y él, claro, se deja querer...

Esperé antes de contarlo, pues ya dos veces antes me lo habían devuelto, pero esta vez (la tercera) fue la definitiva. Alvin es ahora feliz (aunque le llaman Elvis),
y yo también...

1 comentario:

  1. Uy, al empezar a leerte pensaba que el cielo de los perritos era otra cosa; me alegro mucho de que no sea así :-)

    A la tercera va la vencida!

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Sólo dilo, no te cortes...