12 mayo 2010

Duda...


A veces, creo que no sé quién soy,
que no me doy cuenta de lo que hago...

Hace tiempo ya que dejé de ser una persona agradable, en mi trabajo, pensaba yo.

Creía, literalmente, los dichos de mi jefe, respecto a que era yo hosco y malgenio, y que trataba mal a la gente, Yo no lo creía así, pero terminé convenciéndome de que era cierto...

Sin embargo, estuvo con nosotros, hasta hace unos meses, un muchacho trabajando "a préstamo", que venía de la sucursal de la ciudad, para apoyarnos, por falta de personal. Le traté como suelo tratar yo a los jóvenes, le retaba cuando hacía algo mal, le molestaba cuando estaba sin hacer nada, era incluso ácido en mis comentarios hacia él.
Mi jefe me advirtió acerca de que no debía tratar a la gente de esa manera, y me hizo ver del eligro de que este muchacho reclamara por maltrato ante recursos humanos... Pensé que debía tener azón, así es que llamé en un aparte a Axel, que así se llama, y le pregunté cómo se sentía ante mi trato diario, y le hablé de las aprensiones de mi jefe...
Rió, rió de buena gana, y me dijo que no me preocupara, que entendía lo que yo hacía, que conmigo aprendía más que con nadie, que ningún otro le enseñaba tanto ni mejor que yo, y que mi jefe no sólo no sabía lo que decía, sino que ni siquiera sabía lo que hacía...
Desde ese día, fué un juego para nosotros que yo lo tratara pésimo, y que él me dijera "padre" y "maestro", sobre todo delante de mi jefe...
Sentí mucho cuando debió irse, era un gran aprendiz, y se fué muy agradecido de mí...
[Hoy, con lo que aprendió conmigo, según me ha dicho, ya no está en su anterior trabajo, sino que lo ascendieron rápidamente a un puesto mejor...]

Y pasaron los días, y pensaba yo que Axel había sido una excepción, y que para con los demás, seguía siendo yo lo que mi jefe veía de mí...

Pero un día, llegó uno de nuestros aseadores (tenemos 2, que trabajan 7x7), y me trajo de regalo una botella de Cognac (escondida por supuesto, ya que aquí no puede ingresarse alcohol). Además del susto de tener en mis manos algo ilegal, no cabía en mí de mi sorpresa... ¿qué había yo hecho para merecer tal cosa?

Un para de turnos después, que no pasó más tiempo, el otro, que viene del sur del país a trabajar (recorre cada semana 1.800 kms. para llegar), sin saber el gesto del primero, me trajo de regalo una botella de vino de esa región del país... Dios santo!, pensé yo... qué pasa?
Cuando le pregunté a qué se debía eso, me dijo: "Nada, es que me acordé de Ud., es que Ud. sabe, como es con uno..."
Aún no entiendo "como soy..."

Hace un para de semanas, un Técnico, de los 120 con los que trabajamos a diario, me llamó a casa, el día en que subimos a trabajar, y me dice: "Le tengo un regalito, pero como esto no se puede subir a la mina, ¿podría venir a buscarlo al Terminal de buses? Accedí, obvio, y allí fuí a la cita: recibí una botella de Vino dulce, añejado 10 años...
¡por qué? No, si Ud. sabe... [cómo explicarle que no sé?]

Imposible no preguntarse si alguien corrió la voz de que soy un gran bebedor (yo, que apenas si bebo Coca cola)...

Por último, ayer se me acercó uno de nuestros trabajadores, un bodeguero que me conoce desde hace 6 o 7 años, y me dice: toma, callado nomás...
y me entrega un lápiz de regalo, un lápiz en un estuche de plástico...

Ahora me queda la duda:
¿Se equivoca tanto mi jefe, o será que alguien les dijo que me voy a morir?

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