24 julio 2011

I can't believe...

No puedo creerlo.
No puedo creer que yo, que siempre tuve tan sólidos principios, haya llegado a esto.
¿Cómo podìa imaginar que yo llegaría a hacer algo así?
¿Qué excusa puedo dar?
¿Que me obligaron?
¿Que me lo pidieron?
¿Que alguien esperaba de mí que lo hiciera?

Nada de eso puedo alegar como excusa.
Ni me obligaron, ni me lo pidieron, ni siquiera esperaba alguien que lo hiciera.
Fui yo. Yo solo, por mí mismo, quien llegué a esto.

Lo cierto es que yo no me dí cuenta hasta hoy, cuando acababa de hacerlo otra vez, cuando me miré las manos mojadas, cuando alcé la vista y vi a mi esposa mirándome por la ventana, con el asombro reflejado en los ojos...


Ahora, al pensar en ello, me doy cuenta de que la primera vez lo hice porque tenía que hacerlo. Era inevitable. Esos malditos días de lluvia que tuvimos me obligaron, no tenía opción.
Pero, ¿qué me llevó a continuar?
Eso es algo que me sorprende a mí mismo, cuánto mayor ha de ser la sorpresa de los demás. 
Sólo sé que obré inconscientemente, sin darme cuenta hasta hoy.
Y me preocupa, me preocupa mucho, porque ¿qué seguirá ahora?

 ¿Aspirarlo por dentro? ¿Aplicarle silicona tal vez? ¿Encerarlo!!?
¿Acaso llegaré, como hacen otros, a limpiarlo y sacarle brillo con un paño todos los días?

Dios me ampare y me libre.
Ya con haberlo lavado tres fines de semana seguidos, tengo suficiente.

Maldito auto...

.

2 comentarios:

  1. ¿¿¿Quieres acabar con la lluvia??? ¡¡¡Deja de lavar el coche!!! XD.
    PS: Otro método infalible es dejar de limpiar los cristales.

    ResponderEliminar
  2. Te advierto que engancha... Cuando lo compré, tardé cuatro meses en lavarlo por primera vez, pero luego me fui enganchando. Incluso he llegado a lavarlo dos veces en el mismo mes. Y no dejo rendijita sin pasar el paño. Una adicción. Te acompaño en el sentimiento.

    ResponderEliminar

Sólo dilo, no te cortes...