16 diciembre 2011

No siempre... o definitivamente nunca.

Leí un decálogo, cuyo segundo punto me hizo reír bastante, porque siempre, siempre, me ocurren cosas relacionadas con él:  "No siempre la fila más corta es la más rápida".

Y como tenía que salir, me fuí sonriendo y pensando en la de veces que me han pasado cosas como ésa. Pero la sonrisa se me congeló cuando llegué a mi Isapre, donde iba a solicitar un reembolso por gastos médicos.


Al llegar (primera vez que iba), me encontré con que había dos alternativas:

a)Tomar un número para los módulos de atención normales, que eran 4, y debías esperar el turno para cualquiera de ellos.

b) Tomar un número para el módulo de atención express, que según decía el letrero, atendía exclusivamente un reembolso o compra de bono. Uno.

La primera opción implicaba esperar a que atendieran a no menos de doce personas que allí había.
La segunda, bueno, el módulo se veía desierto. No había nadie.

Y, tonto que es uno, tomé el número del módulo express.
Lo miré, y me faltaba sólo un turno para ser atendido. Sonreí confiado, me veía ya saliendo con mi reembolso en el bolsillo...

Y ahí estaba, junto al módulo, cuando llamaron a la persona que me antecedía. Una mujer. Y la que atendía evidentemente la conocía, porque se saludaron alegremente y empezaron a conversar...  y siguieron conversando...

Por la otra parte, los números avanzaban, uno menos, dos... y en el módulo express recién -recién- unos papeles pasaban de cliente a dependiente, matizados -claro- por palabras y sonrisas y más palabras...

Pasaban los minutos, 2 personas más habían sido atendidas en los módulos normales, y en el módulo express, ninguna novedad. Me acerqué al mesón. Me apoyé en él. Escuché una conversación banal y sin importancia alguna. Miré insistentemente a la señorita. Y nada. Era una situación extraña, bizarra, como sacada de una película. Yo la miraba, y ella me miraba con mirada culpable, sabiendo cuánto llevaba ahí conversando, y timbraba unos papeles, y los entregaba a su interlocutora, y me miraba, pero no paraba de hablar... seguía hablando con ella, mirándome, con un ligero tono de rosa en las mejillas, pero no dejaba de hablar...

Dí el caso por perdido. Y antes de que las palabras que tenía dentro salieran de mi boca, apreté los labios y me alejé. Volví a la entrada, tomé un nuevo número, esta vez de los normales, y me paseé por ese hall, una y otra vez, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, tratando de pensar otra cosa, en cualquier cosa que no fuera ese par de mujeres hablando en el módulo express...

Y ocho personas y 15 minutos después, cuando me llegó el turno de atención, tuve la tentación de hacer un reclamo formal, pero miré por sobre el hombro hacia el bendito módulo express, las ví aún conversando, y pensé que contra eso no habría remedio posible... tal verborrea debe -tiene- que ser algo antinatural... una posesión demoníaca, un virus asesino, o qué se yo...

Hay cosas contra las que no se puede luchar.


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6 comentarios:

  1. Bufff, qué suerte que no era yo la que estaba esperando, porque la queja le hubiera caído fijo. Hay gente que tiene muy poquitas cosas que hacer, y lo que es peor, creen que los demás vamos igual.

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  2. Uf, yo creo que no habría podido contenerme... Normalmente cuando veo a dos dependientes -o lo que toque- charlando de temas banales y desatendiendo su trabajo les pongo cara de ogro. Si no lo entiende, les explico que lo que tienen que hacer no es eso, sino su trabajo. Cuánto vago suelto!!!

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  3. No negaré que yo hago -habitualmente- lo mismo que ustedes.

    Pero no se que me pasa últimamente, que me estoy ablandando. Como que ya nada importa mucho... ni siquiera el esperar en vano.

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  4. Bueno, también influye la prisa que tengas... yo si no tengo prisa soy mucho más paciente y asimilo mejor la espera en vano.

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  5. Yo creo que habría puesto una reclamación o algo, para hablar de sus vidas que se vayan al bar, porque a la gente no le pagan por hablar y pasar el rato, sino por trabajar.
    Besos!

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  6. Creo que debo decir que ayer fui nuevamente, a lo mismo, y (burro que es uno) volví a tomar el número del módulo express... y salí en exactamente 4 minutos... es decir, cuando no está la amiga, la señorita realmente atiende en forma express.

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Sólo dilo, no te cortes...