24 febrero 2012

Qué tristeza...



"Bloguear", este nuevo verbo que implica recorrer blogs periódicamente (inclúyase o no el escribir un blog propio), tiene también su lado malo.
Para mí, que gusto en gran manera de conocer gente, de hablar y compartir con otras personas, de asomarme a la vida de otras gentes (sobretodo de otras latitudes), bloguear es una afición, casi casi un vicio.

Y esta afición me ha traído  alegrías y risas, pero también tristezas, y no pocas amarguras.
Por ejemplo, llega uno a alegrarse uno por el éxito y el bienestar de otras personas, aún cuando son personas que realmente no conoces, y de cuyas historias llegas a saber apenas una pequeña parte.

Pero las cosas son como son -desgraciadamente-, y también toca enterarse de dolores, de penas, toca ser partícipe de momentos amargos, ver cómo en ocasiones la vida de esas personas les juega una mala pasada y cambia drásticamente. Y si uno es espectador de eso, no se puede evitar sentirse cercano a esa persona, un poco partícipe de lo que le ocurre. Y duele saber de esas cosas, y no poder hacer nada.

Muchas veces llegas a un blog que dejó de escribirse hace mucho tiempo, y lees unas últimas publicaciones llenas de palabras tristes, o amargas, o desesperadas, y eso produce un desasosiego que difícilmente se quita.
No puede uno dejar de preguntarse que fue de esa persona. Qué sucedió luego de escribir eso, en qué quedó todo...  e incluso, si aún existe. No puede uno dejar de preguntarse si no serán esas palabras el único testigo de lo último que sintió.

Encontrar un blog así, de ésos con son de despedida, me afecta profundamente.

Cuando ese blog es -además- de alguien a quien has leído por un tiempo, a quien has seguido, resulta mucho peor.

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1 comentario:

  1. Pues sí... da mucha pena y, sobre todo impotencia. Una chica a la que sigo, que siempre es súper optimista, lo está pasando fatal ahora. Da rabia no poder ayudar porque es casi alguien cercano. Me causa mucha intriga la gente que de repente deja de escribir. Yo supongo que algún día me cansaré del blog y me gustaría darle un final, no desaparecer sin más.

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Sólo dilo, no te cortes...