21 marzo 2012

La génesis de Sad, really sad life.




Más de una vez me han hecho comentarios respecto al nombre de mi blog. Y es que quienes pasan por aquí asumen que se relaciona con mi vida. Pero, aunque podría haber aclarado que no es así, he dejado que lo crean.

Porque no quería dar una explicación que, necesariamente, resultaría extensa. Pero hoy entré a mi blog y -por alguna razón desconocida, muy propia de este amadodiado Blogger- el nombre no se veía. Había sólo un espacio vacío.

Y eso me hizo pensar en este nombre, y en su historia, que ocurrió hace ya cinco años.
Porque esos años tiene este blog, si bien los post mas antiguos los eliminé.

Sad, really sad life, la frase que se convirtió en nombre de este blog, proviene del título de un post escrito por una argentina en su blog (que no citaré porque aún existe).

En aquellos tiempos, cuando yo hacía poco que había comenzado a escribir mi primer blog (seis meses o así), encontré el de esta chica argentina, en el que los pocos comentarios que había eran de mujeres.
Me llamó la atención las cosas que decía, y le comenté de ahí en más en todos sus post. Yo soy pésimo para juzgar la edad de las personas, pero guiándome por lo que decía, asumí que era una mujer de más de 25, al menos.

Ella era bastante centrada en sí misma, de modo que jamás apareció por mi blog, cosa que a mí me daba lo mismo, ya que ese blog, que aún mantengo, es un blog mas bien familiar,  un punto de encuentro para los siete hermanos que somos, además de algún primo, sobrino y cualquiera que quiera pasar por allí. De hecho, ya no es mi blog, sino el blog de la familia. Pero es un blog que a veces resulta latero para las demás personas, aburrido. Si se considera que yo soy casi el más pequeño de los siete, se comprenderá cuán mayores son los demás, y si bien a casi todos se nos da muy bien el escribir (con hermana poetisa reconocida inclusive), suele suceder que los temas no sean los más entretenidos. Además de que solemos ser demasiado críticos. A veces un cuento escrito por alguno de nosotros, a veces alguna crítica literaria o cinematográfica vista desde la altura de los años vividos, algún acontecimiento familiar, en fin, cosas así.

Pero bueno, que me voy por las ramas. El asunto es que ella nunca fue por mi blog, donde yo tengo mi fotografía y mi nombre, los que son de acceso para cualquiera. Tampoco puede decirse que mi forma de escribir sea la de un jovenzuelo, más bien diría que se notan mis años en los comentarios que escribo en otros blogs. 
Por eso, me extrañó mucho lo que sucedió después. Nunca entendí qué película habrá pasado por su mente, para suponer que yo era de su edad.

Ocurrió que escribió un post, con el título ya mencionado, no recuerdo sobre qué cosa (5 años, al fin y al cabo), y yo le comenté como era habitual. Sin embargo, algo de lo que le dije la motivó a ir a mi blog y leer, supongo, además de ver mi imagen en el perfil. Y se enloqueció.
Escribió un nuevo post, acerca de los viejos que se hacían pasar por lo que no eran, que pretendían ser jóvenes  para engañar a las muchachitas como ella con fines asquerosos, y bla bla bla. Con palabras bastante subidas de tono, por lo demás. No había por donde no entender que se refería a mí, sobre todo porque -como he dicho- ningún otro hombre sino yo comentaba sus post. Además, el que borrara el comentario que escribí fue bastante decidor.

Yo nunca intenté engañarla, por cierto. Yo soy el que soy y siempre he comentado de la misma manera. 

Al final, puesto que ella no me dejaba comentar, y aún más, hizo privado su blog,  yo sentía que no podía quedarme así, simplemente. Tampoco era cosa de escribir sobre ello en mi blog, ya que consideré no era tema para discutirlo con mis hermanos. De modo que lo que hice fue abrir un blog nuevo -éste- y postear allí mi respuesta para ella, además de relatar lo que había pasado. Y no se me ocurrió mejor nombre para él que el de ese post, que había sido el origen de tal descalabro.

Con el tiempo, agregué otros post, en los que hablaba de la forma en que yo veo a las mujeres, de lo que siento respecto a ellas, y de lo que me importan, pero en general esas cosas que dije fueron muy mal interpretadas por quienes pasaron por allí y las leyeron. Recuerdo que una chiquilla de 16 años se manifestó indignada, por que consideraba que yo me sentía superior al género femenino, que era un machista y mucho más. No sé aún de cuáles palabras mías puede inferirse eso, cuando yo siento y pienso todo lo contrario.

En fin, que abandoné este blog, y no volví a escribirlo hasta que mi negrita se enfermó, el 2007. Ahí borré todo lo anterior y empecé de nuevo, escribiendo de todo un poco, pero por lo general sin mencionar esas cosas que alguna vez interpretaron mal, para no volver a lo mismo.

El nombre de este blog no se refiere -entonces- a mi vida misma, sino es sólo un juego de palabras que hace referencia a una experiencia amarga y difícil de olvidar.

Si tuviera que escoger una frase que me definiera, un título para este blog que realmente diga lo que siento y como vivo, sería ésta:

 A man has to do, what a man has to do

.

3 comentarios:

  1. Qué curioso. La verdad que a veces la gente se monta historias en su cabecita muy raras. Y si a ello le unes la inmadurez de los pocos años y el ego un poco fuera de sí... pasa lo que pasa.

    Lo cierto es que yo no habría iniciado un blog que me recordara una mala experiencia. Intento deshacerme de los elementos que no me traen buenos recuerdos.

    Ya sabes que al principio yo creí que el título hacía referencia a tu carácter pesimista, pero luego he descubierto que nada que ver. Creo, por lo que cuentas, que eres una persona luchadora y capaz de ver la luz aunque todo esté negro.

    Un abrazo!!

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  2. Creo que les gustaste y se desilusionó... ;)
    Me encanta que seas mayor porque juzgas sabiendo (y con esto no quiero decir que los más jovenes no sepan) pero los años dan serenidad a los juicios y quizás hay ciertas posiciones que gente más joven no llegue a entender.
    ¿La verdad?.. siempre pensé que lo negro no te pegaba mucho.. pero eso sí, elegante es.
    Besos

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  3. Es curioso cómo ocurren las cosas; ya sabía yo que teniendo a tu negrita no podía ser tan sad life ;).

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Sólo dilo, no te cortes...