03 abril 2012

De abuelos, jeans y malas ideas...


Me acordé de mi abuelo materno, hace unos días.

Poco lo conocí, a decir verdad.
Vivíamos en otra ciudad, y nunca lo había visto hasta que nos mudamos hasta acá.
Yo era niño por entonces, y tengo escasos recuerdos de él, pese a que vivimos un tiempo en su casa.

Recuerdo que era un hombre grande, de pelo muy corto y muy blanco, que solía sentarse en el patio, bajo un pino enorme que había, junto a la puerta de la cocina.
Tenía unas manos que me parecían enormes, que me quedaron grabadas porque ninguna de ellas estaba completa. Les faltaban dedos y medios dedos. Era la herencia de los largos años trabajados en las oficinas salitreras, en donde no había mejor remedio para un dedo enfermo o lastimado que la amputación inmediata. Eso decía mi madre, que se crió allí.

Y eso es casi todo el recuerdo que tengo de él.
Salvo una cosa más.
Recuerdo que mi abuela siempre renegaba contra él, porque no quería dejar su ropa.
"Tiene tanta ropa nueva -decía- pero insiste en ponerse la misma ropa vieja todos los días"
"Pero bótesela, mamá" - le dijo un día mi madre, siempre tan ejecutiva ella.
"Si lo he hecho -le dijo mi abuela- y le dejo ropa nueva sobre la cama en la mañana, pero él se levanta, va a revolver la basura hasta que la encuentra, la recoge y se la vuelve a poner."

Eso es lo que me hizo recordar a mi abuelo, en esta ocasión.

Porque yo buscaba en el closet un pantalón para ponerme, el día que me fui al trabajo, y revolví los 12 o 15 que mi negra me tiene allí, planchados y apilados.  Ninguno me pareció bueno, ni los que me compré yo algún inusual día (que no me gusta comprarme ropa) , ni los que me ha comprado ella.
El único que me pareció bien fue un viejo jean negro, que conservo hará una docena de años, pese a la oposición de ella y pese a los jeans negros -más modernos y más bonitos- que me ha comprado para reemplazarlos.

No sé.  No tienen nada de especial, ni me liga a ellos algún recuerdo significativo. Es sólo que me gustan, y que los prefiero a los demás. 
Tal vez si me los botara -como hizo un día mi abuela con su marido- no me daría ni cuenta de que faltan.
O tal vez sí y no se lo perdonaría nunca.
Lo que sí sé es que, mientras estén ahí, siempre los preferiré a los demás.


[mmmm, tal vez con esto le esté dando una mala idea. Tal vez el escribir esto no haya sido una buena idea.  :(  ]

7 comentarios:

  1. Psss, por supuesto, ¿por qué no?

    No lo hace siempre, porque poco le atraen estas cosas, pero algún fin de semana que queda sola porque estoy trabajando, se lee de una vez todo lo que haya escrito últimamente...

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  2. Ay, madre, cómo me has recordado a JC... Lleva los vaqueros remendados (literalmente; se los arregló mi madre) y no consiente en ponerse los nuevos que le compré hace medio año. No lo entiendo: si yo soy capaz de estrenar una falda para bajar la basura :P
    Un beso!!! Y otro para tu negra :)

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  3. Es que los vaqueros viejunos tienen una gracia y una solera que no tienen los nuevos . Como consumidora obsesiva de vaqueros (en cuanto salgo de trabajar me los pongo, y no me los quito para nada), te entiendo perfectamente XD.

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  4. Wow, yo no tengo nada en el armario con 12 años. Pero sí, entiendo el amor por una prenda en concreto que no tiene nada de especial, pero te hace sentir bien.

    Entonces tu negra lee también este blog?? Pero nunca ha dicho nada?? Negra, di algo!!!

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  5. La verdad, yo no escribo. Aunque :( me hizo un blog hace años, no escribo en él.
    Si tengo que decir algo en alguna parte, acudo a mi secretario [el mismo :( , obvio ]. Él escribe por mí desde mi facebook -que uso sólo para el trabajo- , hasta algunos correos no personales. No es que yo no pueda, pero si tienes quien lo haga por tí...


    En este blog, soy sólo una espectadora omnisciente.
    Y con eso, ya he dicho demasiado para lo que suelo decir.


    La negra.

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  6. Shana-Negra! Encantada de conocerte! Me alegro de que te hayas decidido a escribir algo gracias a mi petición, es todo un honor. Espero que te pases a decirnos algo de vez en cuando. Un abrazo!

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Sólo dilo, no te cortes...