19 abril 2012

Encrucijada...


Dicen que siempre es posible elegir.
Que en esta vida siempre existen opciones.
pero, ¿y cuándo no se sabe qué elegir?

Mi negrita, por ejemplo, se vé a veces en una encrucijada, y no sabe qué camino tomar:


A mí me gusta cocinar. Me encanta eso de preparar comidas, poniéndole un poco de esto y un algo de aquello, para que el resultado sea algo digno de saborearse. Me gusta. Me gusta también cuidar que la presentación sea buena y que el plato se vea atractivo.
Ayer nada más cociné un caldo de osobuco que me quedó riquísimo (no por que yo lo diga ¿eh?).

El único problema es que no puedo evitar ser desordenado para cocinar. 
Aunque me esmere en ello, no piedo dejar de desordenar toda la cocina y ensuciar el doble de cosas de las necesarias. 

Y ahí es donde está el problema de mi negra: que le agrada (¿cómo no?) llegar a la casa y encontrarse con un rico almuerzo, caliente, bien hecho y servido además.
Pero no le gusta, le molesta, le enferma, encontrarse son un desastre en la cocina y aún algunas manchas en el piso, causadas por el cocinero...

Y así ella, fan de la limpieza y el orden, que no descansa sino después de que cada cosa esté en su lugar, no logra decidirse sobre qué prefiere: encontrar el almuerzo listo o la cocina limpia...


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2 comentarios:

  1. Pero además de cocinar ¿no puedes luego limpiarlo todo antes de que llegue?.....muy masculino.

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  2. Ehh, que sí lo hago, pero ¿desde cuándo puede uno hacer las cosas tan bien como una mujer?
    Siempre hay algo que podría haber quedado mejor... ¬¬

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Sólo dilo, no te cortes...