25 julio 2012

Dios mío...



Esta mañana, muy temprano (antes de las seis), fui al Terminal de buses, a esperar la llegada de mi hijo, que había viajado por un par de días. Prefiero ir a buscarlo, porque ese barrio no es muy recomendable.

Mientras esperaba, observé la llegada de una mujer.  Andaba con un pantalón de ésos que se ajustan a las piernas -aunque en este caso poco tenían a qué ajustarse- y con un polerón de esos que llevan gorro,  el que tenía puesto, por lo que sólo se le veía la cara. Una cara algo macilenta.

Me llamó la atención porque merodeaba de un lado a otro, nerviosamente, hasta que finalmente pudo colarse hacia los andenes. Una vez allí, partió derecho hacia el primer basurero de los varios que había, y comenzó a registrar su interior.

Una voz dentro de mí dijo;

- Dios mío...! con un tono de sincero dolor.

Mas, la seguí mirando en su quehacer, y advertí que estaba equivocado en mi primera impresión. No revisaba los basureros en sí, buscando algo que comer, sino el cenicero que sobre cada unos de ellos había, en busca de restos de cigarrillos.

Entonces, al ver eso, la voz dentro mío dijo:

- Dios mío!!!, esta vez con un tono de desagrado.

Y fue -creo- sólo segundos después que volvió a repetir:

- Dios mío!, pero esta vez con un terrible tono de vergüenza...


Y es que, ¿quién soy yo para juzgarme mejor que los demás?
Muchas veces ni siquiera me doy cuenta de que lo hago. Esta vez, sí.



[Entiéndase (para evitar errores) qu la expresión "Dios mío" es -en todo caso- sólo el resabio de la educación recibida en una familia católica.]

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2 comentarios:

  1. -Dios mío!!.. con un terrible tono de vergüenza...
    (yo también me apunto a la exclamación)

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  2. Me uno a la vergüenza, porque yo habría pensado igual que tú y no sé si habría sido consciente de estar juzgando. A veces es difícil ponerse en la piel de los demás.
    Un beso enorme

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Sólo dilo, no te cortes...