18 mayo 2016

En viaje...

Si. Se fue a Santiago a hacerse el famoso examen radioactivo.
Sola, como ella prefiere. Prefiere pedir ayuda -o compañía- a otros,
antes que permitirme faltar al trabajo para ir con ella.
No quiere que lo haga, nunca lo ha querido.
Pero ahora menos que nunca me lo permite.
Las cosas están muy mal en mi trabajo,
como en toda la industria minera nuestra.
Y -dice- no quiere ser la culpable de que yo pierda el trabajo.
Y yo quisiera estar con ella, pero no puedo negar que tiene razón.
¿Qué haría yo, si quedase cesante?

De modo que allá está, a 1800 kilómetros de distancia de mí.

Ha llorado bastante, los últimos días.
Y es que este examen influirá tanto en su vida,
que no puede menos que tener miedo,
no puede menos que sentirse desolada y falta de esperanza.
En el mejor de los casos, un buen resultado sólo significa
que tendrá que correr el riesgo de esa operación.

Un mal resultado...
Un mal resultado equivale a aceptar lo que nunca aceptamos antes:
que terminaremos por separarnos.
Y lo que es peor, que será doloroso y para nada agradable.

Muchas veces me pregunto si seré de verdad capaz, de verla sufrir.
Si seré capaz de verla sufrir y no hacer nada...


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2 comentarios:

Sólo dilo, no te cortes...