24 julio 2011

I can't believe...

No puedo creerlo.
No puedo creer que yo, que siempre tuve tan sólidos principios, haya llegado a esto.
¿Cómo podìa imaginar que yo llegaría a hacer algo así?
¿Qué excusa puedo dar?
¿Que me obligaron?
¿Que me lo pidieron?
¿Que alguien esperaba de mí que lo hiciera?

Nada de eso puedo alegar como excusa.
Ni me obligaron, ni me lo pidieron, ni siquiera esperaba alguien que lo hiciera.
Fui yo. Yo solo, por mí mismo, quien llegué a esto.

Lo cierto es que yo no me dí cuenta hasta hoy, cuando acababa de hacerlo otra vez, cuando me miré las manos mojadas, cuando alcé la vista y vi a mi esposa mirándome por la ventana, con el asombro reflejado en los ojos...


Ahora, al pensar en ello, me doy cuenta de que la primera vez lo hice porque tenía que hacerlo. Era inevitable. Esos malditos días de lluvia que tuvimos me obligaron, no tenía opción.
Pero, ¿qué me llevó a continuar?
Eso es algo que me sorprende a mí mismo, cuánto mayor ha de ser la sorpresa de los demás. 
Sólo sé que obré inconscientemente, sin darme cuenta hasta hoy.
Y me preocupa, me preocupa mucho, porque ¿qué seguirá ahora?

 ¿Aspirarlo por dentro? ¿Aplicarle silicona tal vez? ¿Encerarlo!!?
¿Acaso llegaré, como hacen otros, a limpiarlo y sacarle brillo con un paño todos los días?

Dios me ampare y me libre.
Ya con haberlo lavado tres fines de semana seguidos, tengo suficiente.

Maldito auto...

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23 julio 2011

Duda...

Hoy fuimos al Mall, con mi media naranja.
Habitualmente, cada vez que íbamos nos comíamos un gran helado. En ocasiones era varias veces a la semana.

Luego, ella por la diabetes y yo por mi incipiente panza de casado decidimos dejar esa costumbre. Hasta que encontramos Yogen Früz, e hicimos costumbre el comernos un helado de yogurt con frutas cada vez que andábamos por allá.


Hoy ella se compró el suyo mientras yo estacionaba el auto, de manera que ya se lo estaba comiendo cuando llegué. Compré el mío, tamaño normal, y la chica -inexplicablemente- me dio una porción grande. Se que no fue por error porque no sólo el vaso era tamaño normal sino que además, al terminar de prepararlo, en lugar de ponerle un trozo de fruta como adorno (lo habitual) le puso tres.

Y ahora tengo una seria duda: ¿por qué me dio la chica una porción extra?

Será que pensó: "pobre tipo, se ve que no puede comprar una porción más grande"
O será, tal vez: "¡que tipazo! a ver si lo conquisto dándole más helado..."

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I hate all...


A veces,
odio mi vida, 
odio todo,
a todos,
me odio a mí mismo...

Y aunque sé que mañana,
o en unas horas más,
o quizá cuando haya terminado de escribir esto
ya se me habrá pasado ese sentimiento,
y todo habrá vuelto a la normalidad,
eso no quita 
que haya sentido
que odio mi vida, 
odio todo,
a todos,
me odio a mí mismo...

Cualquiera tiene un mal día, supongo...

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17 julio 2011

Una rubia de ojos verdes...

Anoche fuí a una cena de cumpleaños, en casa de unos parientes.
Me tocó sentarme en un extremo de la mesa.

Estaba allí, comiendo tranquilamente, cuando sentí una ligera presión sobre mi pierna derecha.
Miré hacia al lado, y me encontré con una rubia, que me miraba como esperando algo.
Me perdí en la profundidad de sus almendrados ojos verdes, y noté que algo parecido a una sonrisa se dibujaba en su boca, dejando ver la punta de una lengua rosada...

De pronto, me sentí observado, miré a mi alrededor
y noté que varios me miraban, en silencio.
Se escuchó entonces la voz de la dueña de casa:
"hija, saca fuera a la gata, que está molestando..."

Y se llevaron a la rubia de ojos verdes, en brazos, fuera de la habitación...

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09 julio 2011

Que maravilla... el sol.

Las 02:30 de la mañana.
La radio transmite en vivo, y un reportero le dice al conductor, y a todos los oyentes, una frase que cuesta creer:
"Miren al cielo, han salido las estrellas".
Incrédulos, miles de oyentes de esa radio se asomaron fuera de sus casas, y pudieron ver que era cierto, que al fin, tras tres días de continuas lluvias,
podían verse las estrellas.
Y aunque el sentimiento interior era de alegría,
de miles de ojos brotaron lágrimas...





Aquellos que no escuchaban esa radio, porque media ciudad no tenía luz, no vieron las estrellas en la noche,
pero pudieron ver brillar el sol en la mañana.
Y es innegable que toda la ciudad sonreía al empezar el día...


Que en una ciudad donde caen 1,5 milímetros de agua al año, caigan 20 en tres días, puede convertirse en una tragedia, para todos... ni siquiera los mejores edificios están preparados para soportar tanta agua.
"Aquí no llueve, dicen todos".
Y luego, cuando ocurren estas cosas, cada tantos años,
nos pasa como dicen las Escrituras:
"...y llegará la hora del llanto y el crujir de dientes..."

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30 junio 2011

Un viaje de película...

Alguna vez, en una de esas noches sin dormir,
me ha tocado ver una película mala.
Una de esas películas de bajo presupuesto,
sin asunto,
que sin embargo nos obligan a verlas,
que pese a no gustarnos tienen una trama que no nos deja apretar el
boton para pasar al siguiente canal.
Hay películas así.
Pero la que ví hoy, no era de ésas...

Generalmente, durante las dos horas que dura el viaje de regreso a casa,
nos ponen películas en dvd, que podemos ver o nó.
Lo habitual es que la mayoría duerma ese par de horas.

Hoy, el auxiliar del bus puso una película, que resultó ser Linterna
Verde. Bueno -me dije- esta es la película que mi hijo quería ver en el
cine. Dice que tiene muy buenos efectos especiales. Y me apresté a verla.
Pero tras unas escenas, vino el muchacho y la quitó.
Todos nos quedamos mirándolo,
y entonces puso una nueva película:
X-Men, First generation.
Vaya, pensamos, no es mal cambio.
Una pelicula entretenida.

Pero, nuevamente, luego de las primeras escenas, volvió el auxiliar y la
quitó, para poner un tercer dvd.

Esta vez se trataba de Cross, una película que nadie parecía conocer.


Tras dos minutos de verla, nos quedó claro que no había nada que ver.
Traté de dormir, pero no pude. No pude.

Y un asiento de bus no es una cama, que puedes darte la vuelta y ya.
Traté de mirar hacia el techo, pero ahí tenía otra pantalla, casi encima.
Miraba hacia adelante, y ahí estaba también la película.
Y no, no era una de esas películas que aunque sean malas
te obligas a verlas. No. Era tan mala, que no había manera de verla.

Pero tampoco había manera de no hacerlo.
No pude dormir, por más que cerré los ojos, y quieras que no, ví -sufrí-
la mayor parte de la peor película que he visto en muchísimo tiempo.

Cuando terminó, se me vino a la mente que tal vez era cosa mía, que tal
vez era yo demasiado exigente, que pedía mucho. Pero eso fué sólo por
unos segundos, porque entonces escuché unas risitas mal contenidas, y miré a mi alrededor, y ví -en la penumbra del interior del bus- que la mitad de los pasajeros se miraban unos con otros, para luego soltar la risa, si, reírse destempladamente, y hacer cada uno sus comentarios de lo pésima, terriblemente mala que era la película...

Incluso, alguien sugirió que deberíamos pedir la devolución del dinero de la entrada...

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