13 diciembre 2010

Sonreír tal vez no sea tan difícil

La historia de Revuelta acerca de una rosa, que leí en su blog,
(y publiqué en Antología)
me recordó una que me ocurrió a mí, el milenio pasado, cuando aún era soltero...

Salía yo de mi casa, la mañana de un 25 de diciembre, Navidad, para ir a trabajar.
Había sido una noche triste, solitaria, sin nada de lo que supone una noche de navidad.
Y era una mañana muy similar.
Caminaba por la calle, cabizbajo,
melancólico, pateando latas,
cuando encontré dos ojos que me miraban fijamente, desde el suelo.

Era un pequeño "monito" de fieltro,
con gorra navideña,
y un pequeño letrero al hombro
que decía:
"Feliz Navidad"


No sé porqué me llegó tan adentro eso, me emocionó mucho.
Lo recogí, y miré a mi alrededor.
La calle, a las 7 de la mañana, estaba vacía completamente.
¿Cómo llegó allí?
¿De quién era?
Preguntas sin respuesta,
 a las que se le podía dar la respuesta que uno quisiera.
Y la respuesta que les dí, esa mañana,
es que estaba ahí para mí,
y me fuí sonriendo,
y tuve un día largamente feliz...

Lo conservé. Aún ahora, 22 o 23 años después,
todavía está guardado,
(sólo perdió su letrero)
como un recuerdo de que siempre hay algún motivo para ver las cosas de otra manera,
algún motivo para sonreír...
...cuando uno quiere hacerlo...

.

2 comentarios:

  1. Oh, qué hermosa historia :) A veces las cosas más simples son las más importantes ^^

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  2. A veces nos encerramos en nosotros mismos, que no vemos lo que nos rodea, y cuando por descuido uno gira y se encuentra con algo bello... la vida nos sorprende... como diría una canción dejate caer...
    Besos y abrazos, nos estamos leyendo.

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Sólo dilo, no te cortes...