09 julio 2011

Que maravilla... el sol.

Las 02:30 de la mañana.
La radio transmite en vivo, y un reportero le dice al conductor, y a todos los oyentes, una frase que cuesta creer:
"Miren al cielo, han salido las estrellas".
Incrédulos, miles de oyentes de esa radio se asomaron fuera de sus casas, y pudieron ver que era cierto, que al fin, tras tres días de continuas lluvias,
podían verse las estrellas.
Y aunque el sentimiento interior era de alegría,
de miles de ojos brotaron lágrimas...





Aquellos que no escuchaban esa radio, porque media ciudad no tenía luz, no vieron las estrellas en la noche,
pero pudieron ver brillar el sol en la mañana.
Y es innegable que toda la ciudad sonreía al empezar el día...


Que en una ciudad donde caen 1,5 milímetros de agua al año, caigan 20 en tres días, puede convertirse en una tragedia, para todos... ni siquiera los mejores edificios están preparados para soportar tanta agua.
"Aquí no llueve, dicen todos".
Y luego, cuando ocurren estas cosas, cada tantos años,
nos pasa como dicen las Escrituras:
"...y llegará la hora del llanto y el crujir de dientes..."

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5 comentarios:

  1. Pues menudo susto os debisteis llevar, no? Aquí en mi tierra, en Asturias, lamentablemente, estamos bastante acostumbrados a las lluvias, aunque suelen ser flojas. Es molesta, pero, bueno, así tenemos un paisaje precioso. Espero que ya haya salido el sol!!

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  2. Cuando no estás acostumbrado a lluvia a menudo al final aburre pero qué quieres que te diga, un día nublado, con esa luz grisácea, con esos olores resucitados por la humedad (los olores de la naturaleza, que hay otros...), ese brillo acuoso en todas partes...viene estupendamente bien.

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  3. Yo también soy de Asturias y aquí es costumbre vivir días grises y tardes pasadas por agua (la que está cayendo ahora...), pero hace unos 10 años, cuando vivía en Tenerife, vi llover por primera vez (llover en serio. En la parte del sur de aquella apenas llovía, como mucho 4 gotitas de nada de Pascuas a Ramos)... recuerdo que mi casa no se inundó porque vivía en una calle cuesta abajo, pero los de la peluquería del final tuvieron que ir a buscar sofás, asientos, y aparatos una calle más allá e_e y los coches ni cogerlos, porque era imposible abrir las puertas.
    De lo malo, una vez pasa algo así, las ciudades se preparan para la siguiente vez, cambian alcantarillado, mejoran los servicios... Así que a ver si allí pasa igual y se saca algo positivo.
    Mientras tanto, a disfrutar del sol del momento :D

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  4. Me imagino que los vendedores de paraguas sacudieron el polvo acumulado en sus productos y se pusieron las botas, de goma, claro, y con las exorbitantes ganancias se jubilaron a un bien merecido retiro dorado.

    Saludos desde la ballena de un paraguas cual moderno Jonás.

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  5. Cristina: Nos asustamos, sí. Mucho.
    Porque aquí no llueve, y nadie se preocupa de la lluvia, pero cuando caen 2 gotas nos acordamos que hace 20 años (el año que nació mi hijo) llovió tanto, que el agua corrió cerros abajo, convertida en aluvión, arrastrando barro y piedras, y se llevó cuanta cosa encontró por delante, incluyendo cientos de personas, en una sola terrorífica noche.
    Pero luego, cuando el sol sale, nos olvidamos nuevamente de eso, y seguimos viviendo felices bajo nuestros deteriorados y/o mal construidos techos. Somos así.

    Mae: Yo nací en una ciudad donde llueve, y recuerdo que caminábamos bajo la lluvia hasta el colegio, 10 o 12 cuadras, y tan felices, porque no se llovía, y luego volvíamos a la casa, y esta estaba seca y abrigada. Eso, porque allá se construía para soportar una lluvia, al contrario que en esta ciudad, donde la última prioridad la tiene contar con un buen techo sobre la cabeza. Ni siquiera los edificios más nuevos se escapan de tener goteras, porque a nadie le preocupa dejar todo bien sellado.
    Añoro el olor de la tierra después de la lluvia, por cierto, y ver todo verde a mi alrededor, pero vivo en un lugar donde crecen sólo piedras, que se le vá a hacer...

    Yunns: Como decía, lo triste de nuestra ciudad, de nuestro pueblo, es que una vez secas las calles y limpiado el barro, todo queda en buenas intenciones, y nada o muy poco se hace por cambiar las cosas.
    En esta ciudad no existen casi los drenajes, de modo que en un dos por tres tienes calles inundadas, por donde no se puede circular. Y como la ciudad es tan estrecha (atrapada entre cerro y mar), contar con una o dos avenidas menos es frenar todo el tránsito... Pero vendrán las elecciones, y los políticos prometerán mil medidas a tomar, y luego de electos no tomarán ninguna y a nadie le importará.

    NI: Sí, obvio. Los comerciantes chinos y coreanos -únicos a quienes se les puede ocurrir en esta tierra desértica traer paraguas- vendieron toda su existencia. Obvio también, quienes la compraron fueron los comerciantes ambulantes, para revender los paraguas al doble, triple y cuádruple de su precio...

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Sólo dilo, no te cortes...