Abrió los ojos lentamente, esperando encontrarse con la fuerte luz de la mañana entrando por la ventana, pero para su sorpresa, no hubo tal. ¿Es que aún era de noche? No, no era eso, porque si fuera de noche el farol de enfrente iluminaría tanto como hace el sol por el día. Y a él lo rodeaba en ese momento la que le parecía la más absoluta oscuridad.
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Sólo dilo, no te cortes...