16 agosto 2012

Despertar...



El dolor de cabeza aumentó, se hizo aún más fuerte, tanto, que lo sacó de su profundo sueño y  lo volvió a la conciencia.
Abrió los ojos lentamente, esperando encontrarse con la fuerte luz de la mañana entrando por la  ventana, pero para su sorpresa, no hubo tal. ¿Es que aún era de noche? No, no era eso, porque si  fuera de noche el farol de enfrente iluminaría tanto como hace el sol por el día. Y a él lo rodeaba en ese momento la que le parecía la más  absoluta oscuridad.

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