03 julio 2010

Vamos al cine...



Hoy fuí al cine.
No, aclaro, me invitaron al cine.

La película era de esas a las cuales los únicos hombres que van,
llegan al cine acompañando a sus medias naranjas correspondientes.
En este caso puntual,
13 de un universo de aproximadamente 50 asistentes...

La película era Eclipse.
La primera de la "saga" ya la había visto en su oportunidad,
hace tiempo.
Pero lo que hace a esta ida al cine
digna de mencionarse, es la experiencia casi surrealista vivida en esta ocasión...

Como ya dije, habían bastantes féminas presentes,
acompañadas sólo por sus congéneres..
A mi derecha, misma fila, tres muchachas de unos 17 (creo yo).
En la de más abajo, 2 más de unos veintitantos (dice Rossana)
Más abajo, mayor cantidad,
diversas edades
(acostumbramos sentarnos en la {ultima fila de arriba).

Como sabrán,
(aunque no tendrían por qué saberlo, en realidad)
el eje de la película es el triángulo entre la protagonista
(humana, obvio),
un vampiro y un hombre lobo...

Lo "sui géneris" del asunto comenzó cuando el joven lobo,
morenazo él, y con unas "galletas" envidiables
destacándose en su abdomen,
a las primeras de cambio
y sin decir "agua vá"
¡se sacó la polera!

A mi derecha, en la fila de abajo, y más abajo aún,
se escuchó un verdadero concierto de suspiros,
interjecciones y gemidos,
provenientes de la femenina concurrencia...

No pude evitar reírme (sotto voce, obvio)
de tan gráficas expresiones de admiración...

Bueno, ni qué decir que más avanzada la película,
y más gráficas las escenas,
se hicieron también más expresivas las opiniones
respecto al estado físico del muchacho...

Demás está decir que se siente uno
un poco incómodo con tales manifestaciones.

Sin embargo, cabe también decir
que hubo un momento en que se escuchó,
clarísima, una queja:
Bah, ¿y éste? ¿que no tiene camisa?

La disidente, una sola,
fué acallada de inmediato por sus amigas...
y no volvió a escuchársele
en todo el resto de la película...

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