05 septiembre 2011

Despertar...


Desperté
esta mañana,
con la sangre ardiendo,
abrazado a ella,
y con mis manos
llenas de su tibieza...

Pero mis caricias,
suaves primero,
ardorosas luego,
no fueron capaces de conmoverla...

Me sentí molesto,
la aparté -violento-
y me levanté de un salto.
Desnudo, atravesé la habitación a oscuras,
entré al baño, encendí la luz,
me metí a la ducha
y el agua -casi fría-
logró volverme a la realidad...

Volví entonces al cuarto,
resignado,
y allí estaba
-en la penumbra-
en el mismo lugar de la cama,
(acostada, como la dejara)
siendo ella misma,
ahora fría,
yerta,
tan insensible como siempre,
mi almohada...




(Esto de estar 7 días lejos de casa...)




.

6 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada.. Esta nueva faceta tuya se te da de maravilla.. qué lo sepas!!!

    Besos

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  2. Ya lo siento, pero tengo que decirlo... ¡¡¡Estás faaaatal!!! XD. Pero me molan tus posts equívocos ;).

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  3. Nótese que es una almohada cualquiera, ni siquiera es una de éstas...

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  4. Pues seguro que una almohada es mejor que muchas vívoras que andan por ahí sueltas.

    Por cierto que el otro día me encontré a mi novio abrazado a la almohada y emitiendo unos ruiditos un tanto... extraños, así que no es solo cosas de la falta de alguien e nla cama, anímate! :D

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  5. Muy bueno el poema... pero sobre todo el final, que la imaginación ya se iba a otros lares.

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Sólo dilo, no te cortes...