30 septiembre 2011

Rápido, como una flecha...

Hace tiempo, y por meses, tuvimos problemas de personal. Por meses, nuestra empresa nos ponía trabas tras trabas, y la oficina de Reclutamiento nos daba píldora tras píldora, pero ninguna solución. No nos dejaban contratar a nadie. Después de meses de trámites, los rechazaban por cualquier cosa.

Mi jefe (el mismo que saltó del barco no hace mucho), se dió por vencido, y hacíamos el trabajo como podíamos con dos personas menos (él no, obvio, nosotros).

Un día, nuestro Gerente le envió un correo con los datos de dos personas, diciéndole que ocuparían los puestos vacantes. Él, entusiasmado, llamó a uno de ellos, para indicarle cuándo lo entrevistaría, y qué documentos debía presentar. El trabajador le dijo, extrañado: ¿entrevista? Pero, si yo ya firmé el contrato...
Y así llegó a trabajar con nosotros, saltándose todos los trámites y de un día para el otro, el Flecha.

Era un tipo tan especial, que a los tres días ya había adquirido el que sería su apodo oficial: el Flecha. ¿por qué ese mote? Pues porque demostró enseguida cuán "rápido" era para hacer las cosas... y para aprenderlas.

Trabajó con nosotros -creo recordar- como 9 meses. Y nunca aprendió. No hubo caso. No aprendió ni lo más básico.
Recuerdo que, cuando llevaba 4 o 5 meses trabajando, me llamó el Jefe de turno del taller, avanzada la noche, para decirme que necesitaban una compra urgente, y que el Flecha, que estaba de turno, no sabía cómo hacerla...

No es posible, pensé, ¿cómo es que en tanto tiempo no ha aprendido?
Le llamé, y le pregunté eso mismo, que cómo era posible que no supiera.
Me contestó:
- "Es que no sé"
- Pero, ¿cómo es que no sabes hacer eso todavía?
- "Es que no me han enseñado".

Indignado con sus compañeros de trabajo, que en 4 meses no le habían enseñado algo tan básico y tan importante en nuestra labor, hube de levantarme de madrugada (2 o 3 de la mañana), esperar a la intemperie, helándome, a que llegara una camioneta a buscarme, y fuí a hacer la compra yo mismo.

Llegado a la oficina, lo puse de pié al lado mío, y a la vez que hacía la compra y la solicitud de transporte urgente, le enseñé como proceder. Me aseguró que lo había comprendido, y entonces regresé al campamento a dormir, cosa que no pude hacer, pues tenía los pies fríos como trozos de hielo... y me llegaron las 5:30 esperando abrigarme, y me tuve que levantar para una nueva jornadalaboral .

Al llegar a la oficina, al inicio del turno, reuní a los "viejos", y los reté, airadamente, por no haber enseñado debidamente a su compañero la forma de trabajar, cosa que era su obligación.
Se me fueron encima, alegando que sí lo habían hecho, y más de una vez... es más, uno de ellos me aseguró que le había preparado un procedimiento a seguir, con impresiones de pantalla, paso por paso, y se lo había impreso a modo de cuaderno, para que no tuviera problemas para hacer las cosas.

Llamado el Flecha a aclarar la situación delante de sus compañeros, aceptó que era cierto que le habían enseñado, y aún que había recibido el cuaderno aquél. Le pregunté, entonces:

- ¿Y porqué me dijiste que no te habían enseñado"
- "Es que se me olvidó"...
- ¿Y dónde tienes ese cuaderno, por qué no lo usaste anoche?
- "Es que lo dejé en la habitación..."
- ¿?

- Pues esta noche, no te olvides de traerlo, ¿de qué te sirve en el dormitorio?

Y lo envié a dormir.

Siguiente noche, suena mi celular, a medianoche.

La voz del Jefe de turno, que me dice: Oye, :( , que necesitamos una compra urgente, y el flecha dice que no sabe cómo se hace.

- ¿Cómo que no sabe?!! Pero, ¿que no le enseñé anoche? Pásame con él.

- Oye, ¿que no te enseñé anoche a realizar compras?
- "Es que se me olvidó"...
- Y el procedimiento que te hicieron, ¿por qué no lo usas?
- "Es que se me quedó en el dormitorio..."
- Pero si te dije que no subieras sin él!!
- "Es que se me olvidó"...

Me hervía la sangre, pero me mordí la lengua, y le dije que estaba bien, que se sentara frente al PC, y siguiera mis instrucciones.

- Entra al programa de compras.
-¿Cuál?
-¿Cómo cuál? Al único que tenemos, hombre.
- Ah, ése.
-Si, ese. Ahora escribe XXXXXX
- ¿cómo?
- Que escribas XXXXXX y le des enter.
- ¿cómo enter?
- Que escribas XXXXXX y aprietes la tecla que dice enter [ #$%&+*;&Ç@#;...]
- Ah, ya.
- ¿Lo hiciste?
- Sí.
-Bien, ahora ingresa los datos de dónde realizarás la compra, los nuestros, y la S de comprar (shop), y aprietas F5
- ...
- ¿Lo hiciste?
- Es que no sé cómo...
- A ver, en el primer espacio escribe XXXXXX, en el segundo espacio XXXXXX, en el tercero una S y luego F5.
- ...
- ¿Lo hiciste??
- ...
- Flecha, que si lo hiciste.
- Es que no sé cómo...
- ¿No sabes cómo, qué?
- Eso de efecinco.. ¿dónde lo escribo?

- #$%&¨**[]_¨]`^#&@    (lo insulté, lo admito....)

Después de desahogarme, le pregunté:

- Oye, ¿hay alguien contigo?
- Sí, el Jefe de turno, y todos los mecánicos (claro, si era un show, cómo no iban a estar todos).
- Dale el teléfono.
- Oye, viejo, por favor, saca al Flecha de la silla, y ponte ahí.
- Qué, ¿tengo que hacerle yo el trabajo al Flecha?
- ¿Quieres la compra, o no? Si la quieres, calladito y escribe... que no voy a levantarme hoy de nuevo.

En tres y medio minutos estaba la compra hecha, en cuatro más solicitado el transporte, y al cabo de otros cinco los respaldos impresos y firmados.


En otra ocasión, también de madrugada, me llamó nuevamente el Flecha, diciéndome que le estaban pidiendo que enviara un correo con una solicitud adjunta, y que él no sabía cómo...
Mi paciencia es mucha, pero nunca tanta, de modo que llamé a nuestro jefe, y "le pasé la pelota", para que se encargara él.
Y él llamó al Flecha, y le preguntó qué necesitaba.
Después de mucho hablar por teléfono, dando mil indicaciones, quedó (supuestamente), listo el envío.
Al rato después, nueva llamada. Era el Flecha, diciéndole que no había podido enviarlo, que no sabía cómo.
Nuestro jefe, para evitarse nuevas explicaciones, encendió el notebook, se conectó a internet, consultó que era lo que estaban pidiendo, hizo una nueva solicitud, la adjuntó a un correo, en el que explicó lo que se requería, y se lo envió al Flecha, a la oficina, desde su correo personal.
Luego lo llamó y le dijo que reenviara ese correo, escribiendo la dirección donde debía mandarse la solicitud, y le diera click en Enviar.
El Flecha, por ciertoo, dijo que lo tenía listo, y que lo enviaba ya.
Nuestro jefe, para desquitarse de que yo lo hubiera despertado, me llamó entonces a mí de vuelta, para decirme que se había solucionado el problema.

A la mañana siguiente, llegué a la oficina antes que nadie -como es mi costumbre- y le pregunté al Flecha:
- ¿Y, reenviaste el correo que te mandó el jefe?
- No -me dijo- no pude...
- ¿Cómo que no pudiste?, Pero si le dijiste al jefe que lo habías hecho.
- "Es que no le entendí lo que me dijo"...

No entendió cómo se hacía eso de reenviar un correo.


Nadie se explicaba cómo es que nuestros reclamos en contrade  el Flecha no llegaban a ninguna parte. Nadie se explicaba cómo es que a pesar de lo malo que era, seguía allí.

Me preguntó un día el Gerente que "cómo iba" el Flecha (llamándolo por su nombre, obvio).
Yo le dije:
- Usted sabe que es tan difícil para nosotros contratar a alguien nuevo, que con tal de no perder un par de manos, yo he defendido hasta al peor de nuestros trabajadores ¿no es cierto?, hasta al más malo.
- Si, lo sé.
- Pues, a ése par de manos si que no lo voy a defender... es un cero a la izquierda. Por mí, trasládelo, despídalo, oquéséyo, pero líbrenos de él.

Me miró, y no hizo ningún comentario.


Un día cualquiera, el Flecha no llegó a trabajar. Al día siguiente, nos llegó la noticia de que había presentado su renuncia, allá lejos, en la ciudad donde vivía. Uno de sus compañeros lo llamó, tiempo después, ahogado por la pregunta que todos nos hacíamos y nadie se atrevía a expresar, y le dijo:
- Oye, Flechita, ahora que ya te fuiste, dí la verdad, quién era tu "padrino", quién te contrató?

Después de mucho negarse, al fin lo admitió: había sido el propio Gerente, su primo, quien lo había traído.
Así se explicaban los largos meses que estuvo con nosotros, así se explicaba que pese a su ineficiencia, pese a que todos los jefes de área hablaban pestes de él, nadie había podido conseguir que lo despidieran... y por cierto que a muchos se nos hizo un nudo en la garganta al saberlo, al recordar todas las cosas que sobre su primo le habíamos dicho a nuestro Gerente...

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5 comentarios:

  1. En mi trabajo no se puede despedir a nadie, por incompetente que sea. Entramos por oposición. Una de mis jefas es igualita a "tu flecha" pero en jefe. Una cruz.

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  2. Madredelamorhermoso, eso en mi pueblo se llama"negao", "cero a la izquierda" o "falto de un hervor"...eso sí...con "enchufe".

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  3. Eva: No entendí lo la "oposición" 0_o , pero hay muchos jefes así, y no causan problema, porque uno les entrega el trabajo hecho para que pongan la firma y ya. Mi jefe actual, por ejemplo, me llamó hace unos días a la casa, para preguntarme por algo que él tenía a la vista, en la pantalla del pc. Y yo por teléfono tuve que explicarle lo mismo que estaba viendo...

    Pero cuando es alguien de abajo, que necesitas que haga su trabajo bien, pues eres responsable de él, ahí se hace más difícil. Todo mundo te reclama: ¡tú eres su jefe! y uno nada puede hacer...

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  4. Mhhhh, Pseudo, el "falto de un hervor", no lo conocía. Pero tenemos uno parecido: "a este lo cortaron verde". Y también, "es más duro que una papa cruda".

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  5. De vez en cuando debería estar permitido dar palizas a la gente. Para ver si espabilan y para desahogo propio. Yo, siendo becaria, tuve que lidiar una vez con un tipa casi tan torpe como el flecha... Quizás hable de ella en un post!! Jajajaja.

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Sólo dilo, no te cortes...