27 enero 2012

Con dientes y orejas


Sobrino de cuatro años, bajándose de mi auto:
- Papá, no me gusta que tengas una moto, ¿por qué no te compras un auto?

Papá (con tono complaciente):
- Bueno, después me compraré un auto.

- Sobrino:
- Pero yo quiero un auto con dientes y orejas...

Papá (con tono suave):
- No, hijo, los autos no tienen dientes y orejas.

Sobrino (porfiando)
- Sí, papá, sí tienen...

Papá (con tono severo):
- No, los autos no tienen eso, no son animales.

Sobrino (sigue porfiando):
- Sí papá, si tienen, yo quiero un auto con dientes y orejas.

Papá (molesto):
- Ya basta, te digo que no hay autos así!

Hermano del niño (de 7 años):
- Sí papá, si hay, yo los he visto.

Papá (más molesto):
- No te metas, para qué le dices eso a tu hermano, cuando sabes que no hay autos con dientes y orejas.

Hermano:
- Pero si hay, papá, si hay. Son amarillos y tienen dientes y orejas y ojos...

Antes que el papá alcanzara a decir algo más, nos miramos, lo pensamos unos segundos, y dijimos:

- Sí, sí hay autos con dientes y orejas, y son amarillos...




(Claro, su papá es cubano, y no había  visto nunca semejante cosa)

.

2 comentarios:

Sólo dilo, no te cortes...