14 noviembre 2014

Para qué seguir.

Hoy liberé a mis arañas. Todas las que tenía.
Me gustan. Me apasionan.
Pero ya no puedo cuidarlas,
ya no puedo cuidar de nadie.

Ya no sirvo de nada, ni soy util para nadie. Ni siquiera puedo ser útil a la única persona que en verdad cree en mí.
Ya no puedo serle de ayuda.
No puedo hacer que la operen.
No puedo quitarle los dolores.
No puedo ni siquiera tocarla, o abrazarla,
para darle consuelo.
No puedo hacer nada, excepto decir que si.

 Lo pensé muchas veces,
 y aunque al decirlo corren a decirme que no,
 que no puede ser, que no debe ser así,
 tengo muy claro que no podré seguir, cuando ella ya no esté.

Es como con mis arañas, que si no las hubiera liberado hoy,
morirían encerradas en su frasco
esperando inútilmente por alguien que no vendrá.
Porque no vendrá nadie.
Aún a los que las conocían, aún a los que saben que estaban ahí,
a nadie le habrían importado.
Sin mi, morirían esperando.

Y yo, sin mi Negrita,
moriría también, lentamente,
esperando sin razón.

Mejor terminar de una vez.
 .

2 comentarios:

  1. No digas eso... tú vales mucho y cuando nos necesitan, sacamos fuerzas de donde no sabíamos que las teníamos.

    ¡Ánimo!

    ResponderEliminar
  2. Por supuesto que le eres útil, hasta el último aliento te necesita a su lado.
    Y luego....es cuestión de tiempo.....aunque ahora te sea imposible creerlo.
    Mucho, mucho ánimo.

    ResponderEliminar

Sólo dilo, no te cortes...