19 octubre 2011

¿Quieres?



¿Cómo no convidar 
una mordida de tu pan
a un gato callejero,
si se nota
que tiene hambre?

La primera infancia.
Ese tiempo en que compartir
no es sólo un verbo más
que aprendimos en la escuela,
sino 
un acto natural.


.

5 comentarios:

  1. El año pasado había un gatito en mi calle que siempre estaba cobijado en un jardín y siempre que lo veía le llevaba una latita de comida. No lo cogí porque no se dejaba, era un gato callejero...

    Muy dulce la foto,

    Bisous ^^

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  2. Que bonito está tu blog con el nuevo look! Y que tierna la foto. Luego lo olvidamos, pero de pequeños lo compartimos todo.
    Un beso!

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  3. Qué foto más chula!!!... y sí, no deberíamos olvidar ciertas cosas.. es imperdonable olvidar algo así!!

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  4. Por suerte hay gente que no ha olvidado ser niño, ni lo que ello significaba. Muchas veces el crecer parece conllevar una falta de sensibilidad.

    Bonita foto. La de veces que he pensado llevar comida de gatos en el bolso para cuando me encuentro un gatito con hambre... como no me dejan llevarme mas a casa :(

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  5. Pues ya debía de tener hambre el minino para querer comer pan.
    Compartir es una costumbre que no se debería perder nunca, y la empatía, incluso con el mundo animal, que buena falta le hace.
    Es que me has tocado la fibra...

    Por cierto, me gusta el cambio de aspecto del blog, es más alegre. ;)

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Sólo dilo, no te cortes...