02 octubre 2010

Con olor a jazmín...

Cuando se hace algo en casa,
como este famoso cumpleaños,
mi esposa enloquece por completo,
y se convierte en una máquina de limpieza.
Quiere que todo brille,
y que esté todo perfecto,
para que nadie pueda decir que ella no se preocupa de su casa.
(antes pensaba yo que eso era exagerado,
pero he aprendido que no lo es, que las mujeres siempre se fijan en todo)

Así, como ando lisiado,
me tocó solamente limpiar el patio
(en mi casa no se fuma, de modo que habrá que invitar,
gentilmente, a las mamitas fumadoras al patio.)

Me puse a limpiar el jardín,
y reparé entonces en que mi jazmín español se veía algo feo.
Me encanta ese jazmín, pues sus flores son más grandes,
y su aroma más exquisito, que el de los otros que tengo.
Han crecido juntos, y sus ramas se entrelazan,
de modo que empecé a podar las hojas y flores secas...


Al cabo de unos minutos, con mucha tristeza,
tuve que aceptar la realidad:
está casi totalmente seco.
Las flores que pueden verse no son las suyas,
y el aroma que llena el aire es menos intenso que el suyo.

Me dio mucha pena.
Quiero tanto a ese jazmín...

Y en mi tristeza,
pensé que, a veces, en la vida nos pasa lo mismo:
nos acostumbramos a recibir de quienes queremos
lo que siempre nos han dado.
Y nos gusta que lo hagan.
Pero solemos olvidar que esos a quienes queremos
necesitan también recibir algo de nosotros,
necesitan ser regados, cuidados, podadas sus hojas secas.
Necesitan también algo de nuestro cariño,
que les prestemos atención,
y no que nos limitemos a sólo recibir...
Cuando eso pasa,
cuando nos volvemos egoístas y pensamos sólo en que nos den,
terminamos algún día dándonos cuenta
de que hemos perdido a esa persona,
que lo que hubo, ya no está...

A veces quisiera ser como
el "clavel del aire", que no necesita de cuidados, de riegos ni podas,
y que se las arregla de lo más bien con la humedad del ambiente...


Hice lo posible por mi jazmín.
Espero que pueda recuperarse,
como sucedió con mi flor favorita,
"ojos de Susana"
que casi se me muere también, por la misma razón.

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Sólo dilo, no te cortes...