04 octubre 2010

Knigth-errant...


Hoy amanecí algo mal,
con mi hombro bastante adolorido.
Hice con él cosas que no debía, ayer.
¿Qué puedo decir?
La inactividad me enferma, me estresa,
tanto como me estresaba, hasta hace unas semanas,
el exceso de trabajo.

Y es que,
teniendo desde siempre el "complejo de caballero andante",
y habiendo una mujer en apuros (que nunca faltan por lo demás)
terminé haciendo, por ayudar, dos cosas que no debo hacer:
salir de casa, y utilizar el brazo.

No puedo evitarlo.
No puedo decir que no, cuando me piden ayuda.
Si alguien la necesita, o aún cuando yo sólo creo que es así,
no puedo evitar prestársela.
No está en mí.

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Sólo dilo, no te cortes...